El año pasado, la movilidad eléctrica dio un gran salto en España. Los puntos de recarga de acceso público, una de las debilidades de los coches sin emisiones, aumentaron un 38%, pasando de 13.300 a 21.500. Mientras, las matriculaciones de vehículos eléctricos puros e híbridos enchufables (la gran mayoría, coches) aumentaron casi un 21% y ya son una flota de más de 325.000. “A pesar de la inflación y del contexto, ha sido un año excepcional para el sector”, ha explicado este martes Arturo Pérez de Lucia, director general de la Asociación Empresarial para el Desarrollo e Impulso del Vehículo Eléctrico (Aedive), durante la presentación del primer Anuario de la Movilidad Eléctrica.
“El 2022 ha sido un año importante por el incremento de matriculaciones de vehículos de toda tipología (eléctricos puros e híbridos enchufables), y en el despegue de infraestructuras, que ha ido a la par con el crecimiento del parque”, ha valorado Pérez de Lucia a EL PAÍS. “Pese a los datos positivos, todavía no es el año de inflexión, que se producirá cuando se vendan más vehículos electrificados que de combustión, pero sí que marca una tendencia importante de crecimiento”, ha añadido.
Según los datos, hechos públicos en la sede del Ministerio para la Transición Ecológica, el crecimiento fundamental se ha dado en puntos de recarga ―denominados Infraestructura de Recarga para Vehículos Eléctricos (IRVE)―: el año pasado se instalaron casi 8.200 nuevos puntos, ampliando la red hasta los más de 21.500. De ellos, el 65% tienen una potencia de más 22 kilovatios (kW) y, de estos, el 30% son rápidos y de alta potencia (de 50 hasta 400 kW). Además, hay otros 7.400 puntos instalados pero no operativos todavía por falta de licencia de las administraciones públicas, gestión de las distribuidoras eléctricas u otros problemas.
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