La Tierra depende, en muchos aspectos, del llamado clima espacial. Y uno de los factores que más influye en ese clima es el Sol. Nuestra estrella lanza constantemente radiación hacia el planeta, una radicación que es frenada en gran medida por la capa de ozono en la estratosfera.

Pero en algunas ocasiones esa radiación aumenta significativamente debido a erupciones solares que se producen en la estrella y que lanzan llamaradas. Estas llamaradas o tormentas solares pueden provocar apagones, fallos en radios y auroras boreales.

El Sol tiene una actividad cíclica de 11 años. Esto significa que hay años en los que los fenómenos solares se intensifican y otros en los que descienden.

En la actualidad nos encontramos en el momento álgido de ese ciclo, debido a la inversión de los polos magnéticos de la estrella.

Además, la región más activa en cuanto a erupciones se refiere está girando hacia la Tierra, lo que también repercute al clima espacial y aumenta las erupciones solares que afectan a nuestro planeta.

Todos estos cambios ya están provocando efectos en nuestro planeta. Recientemente la NASA ha detectado la erupción solar más grande de todo 2025, que ha provocado una llamarada solar, denominada X2.7 (la categoría más alta posible), que ha producido apagones de radio en algunas partes de Oriente Medio.

La NASA incluso ha advertido que en esa zona aún pueden verse afectadas «las comunicaciones por radio, las redes eléctricas, las señales de navegación y representar riesgos para las naves espaciales y los astronautas».

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