Con esta tragedia que hemos estado sufriendo los venezolanos con el tema de que “no hay gasolina” me pareció prudente recordar: Un título extraordinario para un estudio de un plan de ferrocarriles que abarcara toda la nación.

Pero “El Gran Ferrocarril Venezuela” solo tenía 160 kilómetros entre Caracas y Valencia, recorrido que se hacía en siete horas, o sea, un promedio de unos 20 kilómetros por hora.

Doña Jacinta de García, desde hacía un año venía planeando un viaje a Valencia en compañía de su hija Margarita.

En la ciudad del Cabriales, Valencia del Rey, tenía una hermana casada, que siempre le escribía invitándola a pasarse un mes con ella en su famosa quinta en Camoruco.

Preparación del viaje

Para Doña Jacinta este viaje significaba una serie de problemas que tenía que resolverlos antes de decidirse. No podía dejar su casa en manos del servicio; su hija menor tenía apenas 9 años de edad y además la casa precisaba de muchas reparaciones que habían quedado por hacerse después del terremoto de 1900.

Pero las cosas se fueron resolviendo poco a poco y sobre todo porque había interés en resolverlas, su tía Antonia se ofreció para pasar un mes en la casa para cuidar de la pequeña, los albañiles terminaron el trabajo y con respecto a la instalación de la luz eléctrica, proyecto pendiente, se esperaría a su regreso.

Un viaje en ferrocarril y un mes de ausencia, había que pensarlo detenidamente. Uno de los motivos que la animaba al viaje, era que Margarita se había enamoriscado de un muchacho sin porvenir alguno y Doña Jacinta quería quitarle de la cabeza aquel enamoramiento.

Hasta era muy posible que ella regresara sola a Caracas y dejara a Margarita con su hermana en Valencia por algún tiempo. Así se pensaba y aún, hoy en día, hay muchos que piensan como en 1.900.

Mi primera vez

Esta historia, la cual es muy larga, trae a la memoria mía, la primera ocasión cuando me monté en un tren, un día domingo en el año 1959, acompañado de algunos amigos y amigas para ir de paseo a El Encanto.

La partida de este legendario transporte era en Caño Amarillo, luego su primera estación era en Palo Grande, (lugar donde posteriormente infinitas veces pudimos apreciar, aparte de que ahí estaba un enorme terreno que servía de taller de reparaciones a las locomotoras y vagones, y en el frente estaba ubicado el Cuartel de Bomberos del Distrito Federal, y esos espacios los utilizábamos para hacer maniobras y ejercicios todas las mañanas).

Después la segunda estación era en Antimano, y así mismo Las Adjuntas, Tejerías, Los Teques y de esta manera se llegaba a Valencia, pero en Los Teques había un desvío, el cual nos llevaba a nuestra meta: El Encanto, donde se pasaba un día de campo feliz con familiares, amigos y noviecitas.

Ahora bien, mi pregunta fuerte, si está bien claro que: en los grandes países europeos el mejor traslado de turistas de un lugar a otro es por vía férrea, bien sea por la comodidad y la economía, por la vista con que se disfruta y hasta por la rapidez, ¿porque aquí en nuestro país, no se le dio la importancia necesaria? ¿Por qué si las empresas básicas, Sidor, Ferrominera Orinoco, han utilizado este medio para transporte de material ferroso, no se les dio la oportunidad de llevar el material al Puerto De Guanta, a través de línea férrea y que al mismo tiempo sirviera de transporte? ¿Por qué en el puente Orinoquia, solo están ubicadas las líneas en el tramo del puente, parece una locura? Y lo que considero aún más importante; ¿él porque, dejaron fenecer, abandonando todo lo que era la ruta de Palúa a la población de El Pao?.

Ahí teníamos todo, línea, locomotoras y un pequeño pueblo que dio tanto beneficio a nuestro país con sus minas preñadas del mejor hierro del mundo, eso era una gran oportunidad para haber hecho una ciudad vacacional, educando a los pobladores a fabricar artesanía, a las amas de casa a preparar suculentos platos criollos o dulcería, siembra de frutales y hortalizas colaborando con la economía local, decorando los vagones con pinturas del paisaje guayanés, otra alternativa haber ubicado una extensión de la Universidad de Oriente, donde la materia principal fuera ingeniería metalúrgica entre otras, también haber entregado a una empresa, honesta y conocedora para realizar una Parque Temático. Lamentablemente ya todo está perdido, solo se ven las 9 intersecciones en la vía cuando nos dirigimos en vehículo,  los rieles obstruidos por el monte o por asfalto, mientras en los espacios de Palúa y El Pao solo queda el recuerdo de una cantidad de máquinas abandonadas, que si tuviesen vidas solo brotaría de ellas el llanto y el recuerdo de haber servido a nuestro país en nuestra Venezuela del Ayer.

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