…Recuerdan ustedes lo que llamábamos “tostadas”, bien… les diré: hoy día seguimos llamando tostadas a una arepa caliente, acabada de hacer, agregándole en su interior diferentes tipos de “presas”, puede ser pollo o carne desmechada, queso, mortadela, salchichón, luego algún tipo de salsa y unas rueditas de tomates y una hoja de lechuga, este típico plato el cual es costumbre en las tardes o noches, como su nombre lo identifica “tostada” comenzó en la ciudad de Maracaibo, al final de los años 40, comienzo de los 50, se encontraban en las esquinas, en un carrito apto, bien aseado y esta arepa costaba solamente un real (0,50 de bolívar).

Las arepas entonces se hacían en hornos, porque la verdadera arepa, no es horneada sino asada. De nuestras areperas quedan algunas en diferentes lugares del país, aquí en Puerto Ordaz existieron algunas que fueron famosas, lamentablemente hoy día han tenido que bajar la Santamaría, y de las que han sobrevivido aún conservan el sabor y el aroma de las que supieron los venezolanos y muchos extranjeros hace más de 60 años.

Las areperas, adquirían el maíz pilado el día anterior, este se lograba en cualquier bodega, luego era sancochado colocando un punto de sal, cuando ya estaba sancochado en el momento preciso, se le colocaba una olla de agua fría, para que se lavara y botara ese grumo que lo podía hacer luego mazacotudo, el enfriamiento rápido tenía también otro objetivo, evitando así seguir sancochándose porque conserva el calor, como el café tostado, que hay que extenderlo para que se enfríe rápidamente, pues, de otra manera el proceso continúa y se quema.

…cuando el maíz ya estaba frío, temperatura natural se colocaba en latas de las que se usaban en la importación de la manteca (sustituto del aceite) y al siguiente día en la madrugada, se llevaba a la molienda, donde existían grandes maquinarias con cilindros de piedra que convertían el maíz sancochado en masa óptima para hacer las arepas.

   La arepera encendía una fogata con leña de madera de cují en el patio de la casa, donde se encontraban tres piedras o ladrillos, sobre estas se colocaba una parrilla o budare, cuando estaba bien caliente se le untaba cebo de ganado para impermeabilizarlo y así no pegarse las arepas al budare.

…se tomaba un poco de masa, el cual se moldeaba con las manos mojadas, ya que de lo contrario se adhería a las manos, cuando ya tenía varias arepas moldeadas se colocaba sobre la plancha del budare caliente para hacerle la concha, volteándolas una a una hasta lograr su cometido, al estar listas presenta un color dorado muy oscuro con partes chamuscadas, esta partes chamuscadas con un cuchillo o un rayo improvisado en una latica de sardinas se raspaban, despidiendo un olor que daba la leña del cují, un aroma que invadía la casa, algo que llega del pasado como una remembranza de épocas pretéritas, lo cual junto al tinajero, el aguamanil, la plancha de carbón, las hornillas, el gallinero, el caldero de tostar café, la repisa de los santos, la lámpara votiva, el cuadro del santo preferido tras la puerta principal, esto y más aún está en la mente de los venezolanos de esta Venezuela que se nos ha ido.

…con el tiempo llegaron las máquinas de moler maíz, marca Corona, y había que levantarse bien temprano para moler en nuestro rancho y luego bañarse para ir a la escuela, después del alegre desayuno compartido en la mesa con toda la familia, si quedaban arepas, estas eran remojadas preferiblemente en leche, se le colocaba adentro una tajada de queso o jamón, se esperaba que reposarán y luego se freían, estas con el calor se le derretía el queso y decíamos <<mira está sacando la lengua>>

—todo cambia, todo se ajusta al tiempo en el cual vivimos y se puede repetir una frase que reza así: “TODO EL TIEMPO PASADO FUE MEJOR”

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