Fráncfort.-Las bolsas internacionales han sufrido esta semana por el coronavirus la peor caída desde 2011, cuando se produjo la crisis de endeudamiento soberano de la zona del euro, según el jefe del departamento Monetario y Económico del Banco de Pagos Internacionales (BPI), Claudio Borio.
Al presentar el informe trimestral de marzo del BPI, publicado este domingo, Borio dijo que las bolsas globales habían caído más de un 10 % al cierre del jueves en EEUU.
«El estremecimiento ha sacudido a los mercados en olas sucesivas en la medida que se publicaban noticias y los participantes luchaban por recuperar sus posiciones», comenta Borio.
El jefe del departamento Monetario y Económico del BPI advierte de que ahora la incertidumbre manda en todo el mundo y que «una cosa es segura: los mercados financieros continuarán bailando al tono de las noticias sobre el virus y las respuestas de las autoridades».
Borio destaca que el impacto en los mercados a mediados de enero, cuando se conoció el brote de coronavirus, duró poco tiempo porque los inversores lo percibieron más bien de forma benigna.
A ello ayudó que la política monetaria global es expansiva, pero todo cambió esta semana cuando se conoció que el virus se ha extendido más y con más rapidez de lo esperado, dijo Borio.
A mediados de febrero la situación parecía haberse estabilizado y muchos mercados recuperaron las pérdidas.
Pero después «la corriente de ventas afectó de forma desigual a las distintas clases de activos y regiones, con un impacto mayor en los países que tienen vínculos geográficos o económicos estrechos con China», según el BPI.
La rentabilidad a largo de la deuda soberana de economías avanzadas bajó a mínimos históricos en muchos países y los precios de las materias primas también han caído.
El dólar se ha apreciado frente a muchas divisas de la Asia emergente y de exportadores de materias primas, pero no frente al euro o el yen o, incluso, el renminbi o yuan, que se ha apreciado.
Los mercados han descontado una expansión monetaria considerablemente mayor: la Reserva Federal (Fed) tiene más margen de maniobra, lo que explica en parte la debilidad del dólar frente a otras divisas, según Borio.
Los inversores esperan que la Fed bajará sus tipos de interés en la segunda mitad del año.
El brote de COVID-19 parece haber tenido un efecto adverso mayor en las bolsas chinas que la epidemia del SARS en 2003, según los economistas del BPI Fernando Avalos y Egon Zakrajsek.
Los precios de la renta variable china bajaron más de un 5 % después de la décima negociación tras conocerse el brote de COVID-19, mientras que con la epidemia de SARS en 2003 los mercados chinos incurrieron en esa pérdida a los 20 días de negociación.
«Parte de esta diferencia puede explicarse por la reacción más enérgica de las autoridades chinas al brote de COVID-19, lo que puede haber preparado a los inversores sobre la seriedad del problema», dice el BPI.
Después de diez negociaciones las bolsas chinas comenzaron a recuperarse, mientras que con la epidemia del SARS las pérdidas continuaron acumulándose durante un periodo «considerablemente más prolongado».
Los mercados de economías asiáticas emergentes fuera de China han sufrido con el COVID-19 al principio pérdidas mayores que con el SARS porque la influencia de la economía china en la global ahora es mayor y está más integrada, pero tras veinte negociaciones, los descensos acumulados eran similares a los que se produjeron con el SARS.
Las pérdidas en las bolsas de Latinoamérica han sido leves, como lo fueron también con el SARS, aunque a comienzos de febrero bajaron notablemente porque la caída de los precios de las materias primas puede afectar a las economías de la región. según los autores.
En EEUU y Japón la caída de las bolsas ha sido similar en el caso de los dos brotes, pero en la zona del euro el comportamiento de los mercados ha sido mejor ahora que con el SARS las primeras 25 negociaciones tras conocerse el brote.
Desde el punto de vista económico, ambos brotes han surgido cuando la economía global se encontraba en situaciones muy diferentes.
En 2003 presentaba debilidad tras el estallido de la burbuja de las tecnológicas, mientras que ahora la economía global goza de una de las expansiones más largas, con mercados de trabajo fuertes y gastos del consumidor sólidos en todo el mundo.
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