Andrés Valencia nunca fue un hombre que pasara desapercibido. A sus 39 años, su vida estaba marcada por la pasión: la música, las motocicletas, y su oficio como técnico en cocinas industriales. Sin embargo, nadie podía imaginar que un simple mensaje en Facebook desencadenaría una cadena de eventos que terminaría en su muerte.
Su desaparición el 18 de julio de 2024 conmocionó a Ciudad Guayana, su cuerpo fue encontrado días después, envuelto en sábanas y con un disparo en la cabeza, en un sector desolado de Villa Jade, cerca de Riberas del Caroní. La familia de Andrés, especialmente su hermana María Cristina, clama por justicia mientras las investigaciones avanzan lentamente.
El último trayecto de Andrés
Andrés Valencia era un hombre conocido por su amor al rock, un género musical que no solo escuchaba, sino que también interpretaba con su banda «La Bestia». Además, se destacaba como técnico en cocinas industriales, un oficio que heredó de su padre y que practicaba con dedicación y esmero. Su hermana, María Cristina Valencia, lo recuerda como una persona carismática, siempre dispuesta a ayudar, un hombre de principios y valores que no conocía problemas con nadie.
En la noche del 17 de julio, Andrés fue contactado a través de Facebook por un supuesto cliente que necesitaba reparar una cocina industrial, una freidora y un horno. No era la primera vez que Andrés recibía ofertas de trabajo por esta vía, por lo que no dudó en aceptar la propuesta. El acuerdo fue que se encontrarían en Riberas del Caroní al día siguiente. «Mi hermano estaba emocionado, la oferta era buena y le interesaba concretar el trabajo», recuerda María Cristina en entrevista exclusiva con Nueva Prensa Digital.
La mañana del 18 de julio comenzó como cualquier otra. Después de dejar a su novia en su trabajo, Andrés se dirigió al Banco de Venezuela y luego tomó camino hacia su destino. En el trayecto, realizó una publicación en sus redes sociales, algo que hacía habitualmente. Sin embargo, esa sería la última vez que alguien supo de él. «Uno de los testigos me notificó que mi hermano estaba en la zona, esperando las indicaciones para llegar al lugar. Luego, simplemente desapareció», dice su hermana con la voz quebrada por la angustia.
La desesperada búsqueda de respuestas
La incertidumbre comenzó a crecer cuando Andrés no regresó a casa esa noche. Él era un hombre de hábitos, siempre en contacto, siempre publicando. Pero ese día, el silencio era ensordecedor. Su familia, en especial María Cristina, quien es médico, inició una búsqueda frenética, llamando a hospitales, comisarías y cualquier lugar donde pudieran tener alguna noticia. «Sabíamos que algo andaba mal cuando ni siquiera respondió a los mensajes de su novia, algo que nunca había hecho antes. Mi hermano no era una persona que desapareciera así sin más», explica.
La búsqueda de Andrés se volvió viral gracias a las publicaciones que su hermana hizo en redes sociales. Finalmente, el sábado 20 de julio, la angustiosa espera culminó con la peor noticia posible: el cuerpo de Andrés había sido encontrado en un estado de descomposición avanzado, con un disparo en la cabeza, envuelto en sábanas y abandonado en una zona en construcción.
La voz que clama por justicia
Desde entonces, María Cristina ha luchado incansablemente para que se haga justicia. Ha proporcionado información a las autoridades, incluso, sabe de la existencia de grabaciones de cámaras de seguridad que muestran a los presuntos responsables empujando la moto de Andrés. Sin embargo, la respuesta de las autoridades ha sido lenta y frustrante. «Pasé horas declarando, di toda la información que tenía, pero los días pasan y no recibo respuestas. Pido justicia, sé que eso no me devolverá a mi hermano, pero al menos me dará paz saber que se hizo lo correcto», dice María Cristina, con una mezcla de dolor e indignación.
La situación se complica aún más con la aparición de extorsionadores que, haciéndose pasar por rescatistas, trataron de aprovecharse del dolor de la familia, exigiendo dinero a cambio de una supuesta prueba de vida que nunca llegó.
«Todo esto lo saben las autoridades», asegura María Cristina Valencia, quien reafirma su indignación tras leer en reportajes publicados en este medio de comunicación, donde se afirma –por fuentes oficiales- que el Cicpc «no tiene pistas de los asesinos».
«Las personas están identificadas. Yo vuelvo a insistir porque han pasado 23 días. Tienen las personas implicadas, me pregunto: ¿si hay órdenes de captura y ya tienen todo, por qué no actúan? Ahora veo esa publicación donde dicen que no tienen rastros, y los mismos testigos que me dieron nombres, son los mismos que me da el Cicpc», afirma.
«Yo exijo justicia. Ellos saben lo que ocurrió», reitera.
Un impacto que resuena en Guayana
El asesinato de Andrés ha dejado una profunda herida en Ciudad Guayana. Su grupo de moteros, sus amigos del rock y sus clientes se encuentran devastados por la noticia. «Andrés era un hombre querido, trabajador, alguien que siempre estaba dispuesto a echar una mano. Su muerte ha sido un golpe durísimo para todos nosotros», comenta María Cristina, subrayando el vacío que ha dejado su partida.
La familia de Andrés no escatimará en su esfuerzo por obtener justicia. A pesar de la lentitud de las investigaciones y las trabas burocráticas, María Cristina sigue exigiendo respuestas, segura de que las autoridades tienen la información necesaria para resolver el caso y castigar a los culpables.
A casi un mes del asesinato de Andrés Valencia, su hermana María Cristina sigue esperando que las autoridades cumplan su promesa de llevar a los responsables ante la justicia. Mientras tanto, Ciudad Guayana permanece en estado de alerta, con la esperanza de que este trágico caso no quede impune.
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