Jerusalén.- Vestidos de negro, enmascarados y con las armas en alto, los miembros de Lions’ Den, una nueva milicia palestina surgida en Nablus, salieron a la luz pública hace poco más de un mes en esa ciudad del norte de Cisjordania ocupada, pero llevan meses perpetrando ataques y confrontando a las fuerzas israelíes.

Su nombre -traducido como la Guarida de los Leones- no había aparecido en los medios hasta hace escasas semanas, pero su rápido auge alarma al estamento de seguridad a ambos lados del muro de separación, en el año más violento en la zona desde 2015, con 120 muertos de lado palestino -76 menores de 25 años- y 22 del israelí.

El pasado 2 de septiembre, su treintena de sus jóvenes miembros -entre 17 y 25 años- recorrieron las calles de la ciudad vieja de Nablus, con la presencia de más de un centenar de personas, para anunciarse como un nuevo grupo armado, desvinculado de las milicias y facciones políticas tradicionales palestinas, sin un mando o jerarquía clara.

MÁS ATAQUES

Desde entonces, han aumentado en torno a Nablus los ataques contra colonos -a su vez cada vez más numerosos y agresivos en la zona-, así como las escaramuzas o enfrentamientos armados contra tropas israelíes -que también han intensificado sus redadas-; un repunte de violencia que se atribuye a esta milicia.

«Han cometido unos veinte ataques en las últimas dos semanas», confirmó a EFE un portavoz del Ejército israelí, quien achaca su auge al vacío de poder dejado por la Autoridad Nacional Palestina (ANP) en las áreas de Nablus y Yenín, en el extremo norte de Cisjordania, donde sus fuerzas de seguridad han perdido el control sobre el terreno.

Cuando el Ejército israelí entra a estas zonas se transforman en una «verdadera zona de guerra» debido al incremento de armamento ilegal, señala el portavoz. En lo que va de año, Israel ha incautado más de 300 armas ilegales, el triple que en 2021.

«Antes nos lanzaban cócteles molotov, ahora directamente nos disparan», afirma el militar, quien no oculta su inquietud «por esta nueva amenaza» para la seguridad de tropas y civiles israelíes.

De hecho, el primer ministro Yair Lapid mantuvo este fin de semana una reunión de urgencia con su gabinete de seguridad para abordar la amenaza; mientras que la mayoría de los operativos israelíes del último mes en Cisjordania se centran en los «leones».

PREOCUPACIÓN EN LA ANP

Pero no sólo Israel, la ANP también está «extremadamente preocupada» por el auge del grupo, ante la posibilidad de que acaben controlando las calles como ocurrió con las milicias en la Segunda Intifada, afirma Mohamed Daraghmeh, veterano periodista y analista palestino.

La mayoría viene de familias vinculadas a Fatah, pero son transversales. Están dispuestos a colaborar con cualquier facción o milicia en su lucha contra la ocupación israelí, incluidos Hamás o la Yihad Islámica.

«Son un fenómeno completamente nuevo en la arena palestina», apunta Daraghmeh, quien explica que pese a su educación secular, estos jóvenes se declaran religiosos desde el punto de vista espiritual sin abrazar el islamismo.

De hecho, Hamás es su principal financiador de armas. «Las compran en el mercado negro palestino, donde un fusil automático cuesta entre 15.000 y 20.000 dólares», asevera el periodista sobre estos jóvenes, que la ANP intenta integrar en sus fuerzas de seguridad a cambio de que entreguen las armas.

Ese 2 de septiembre que se presentaron en sociedad, se definieron en su canal de Telegram como “un fenómeno de resistencia continua derivado de su unidad en el terreno y de las raíces de la pasada revolución”. Yaser Arafat sigue siendo para ellos el principal símbolo de unidad nacional.

REDES SOCIALES

Esa postura les hace permeables a captar más jóvenes, independientemente de su ámbito político familiar, apoyados en las redes sociales, en particular en su canal de Telegram y, hasta hace cuatro días, en Tik Tok, aunque su cuenta fue cerrada por «violar las normas de la plataforma» tras subir una imagen de un dron israelí.

Han sido las redes las que han contribuido a generar nuevos héroes de la causa palestina, como Ibrahim Nabulsi, de 18 años, uno de los fundadores de los Lions’ Den hace menos de un año, junto con Adham «Mabrouka», de 26, Mohamed al-Dakhil, de 22, y Ashraf Mubaslat, de 21.

Los tres últimos murieron en un sangriento operativo israelí en febrero, pero Nabulsi pudo escapar y eludió las tropas durante meses hasta su muerte en otra violenta redada este agosto, aumentando su leyenda, engordada en las redes sociales.

Las calles de Nablus están empapeladas con su cara y, desde su muerte, las filas de los leones se engrosaron rápidamente, pese al fugaz paso de Nabulsi por la resistencia armada y la ausencia de un proyecto político.

«Son un fenómeno nuevo pero 100 % predecible, resultado de la frustración y falta de expectativas de una generación entera», afirma a EFE Sam Bahour, analista palestino.

Tanto Bahour como Daraghmeh opinan que la milicia tiene fecha de caducidad por la ausencia de una plataforma política, pero en el corto plazo auguran más violencia y muertes.

«La experiencia palestina dice que la violencia sin respaldo político no funciona a largo plazo», matiza Bahour.

Sara Gómez Armas EFE

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