Cartagena.- Héctor Abad Faciolince es uno de los escritores colombianos más leídos. Su libro «El olvido que seremos», en el que relata la vida y asesinato de su padre, es uno de los escritos más emotivos de la literatura latinoamericana; y Fernando Trueba, con mucho respeto, lo ha llevado al cine.
Abad y Trueba están en el Hay Festival de Cartagena de Indias, lugar de encuentro de intelectuales, pensadores y escritores, donde han revelado los entresijos de una película que promete. Fue rodada en Colombia y está protagonizada por el español Javier Cámara.
Ya está terminada, solo falta la fecha del estreno y la emoción está asegurada.
Para Abad Faciolince no ha sido fácil ver en la pantalla la historia de su padre, Héctor Abad Gómez, un médico y profesor universitario asesinado el 25 de agosto de 1987 por sicarios en un Medellín dominado por la violencia y el narcotráfico.
El escritor disfrutó hace sólo una semana de una proyección exclusiva, entre sollozos y rodeado de su familia.
«La primera vez que la vi sin terminar, en Madrid, no pensé nada, quedé totalmente apabullado, la vi detrás de una cortina de lágrimas y creo que ni me acordaba bien de lo que había visto», confiesa Abad.
El espejo de Colombia
La historia de Héctor Abad Gómez retrata la violencia en Colombia, las vivencias de millones de personas que han perdido familiares, amigos y conocidos por el narcotráfico y un conflicto armado que persiste, una violencia que se ensaña con quienes denuncian la injusticia.
Este profesor de la Universidad de Antioquia es descrito por su hijo escritor en «El olvido que seremos» como un hombre comprometido con causas sociales, defensor de derechos básicos como la salud para poblaciones marginadas o de condiciones laborales justas para los docentes.
La obra también muestra su lado más íntimo, apela a la melancolía para contar momentos que vivió el autor con su padre, buenos y malos, como la muerte de su hermana Marta, así como las discusiones que tuvieron y la brecha que se abría entre ambos cuando Abad Gómez viajaba con frecuencia a países lejanos de Asia.
Ese relato idílico se rompe cuando a Abad Gómez, también columnista de prensa, recibe amenazas por su activismo social que terminan con su asesinato a tiros, paradójicamente, cuando se dirigía al funeral de un amigo abogado.
«Es una herida que tengo afortunadamente bastante cicatrizada, si yo hubiera pensado que se iba a volver a abrir tal vez no me hubiera atrevido a aceptar que se hiciera la película», cuenta un emocionado Abad Faciolince.
Trueba y Abad: Cuestión de empatía
Abad, convencido por el productor colombiano Gonzalo Córdoba, propuso a Fernando Trueba, ganador del Oscar por «Belle Époque» en 1993, dirigir «El olvido que seremos», pero el cineasta español no aceptó.
«Imposible», fue la respuesta de Trueba, quien en el Hay Festival ha reconocido su «gran cobardía» ante tal propuesta. ¿La razón?: «un argumento poderoso», tan poderoso que «era un lío enfrentarse a un libro tan bueno»; también un reto porque «ese libro es verdad».
Pero Abad Faciolince y Gonzalo Córdoba lograron convencerle, le sugirieron una nueva lectura para que encontrara un ángulo cinematográfico, y lo encontró.
«El olvido que seremos» es uno de los libros colombianos más leídos dentro y fuera del país, con mas de 300.000 copias vendidas y traducido al inglés, francés, alemán, portugués, italiano y holandés. Su sensibilidad no deja indiferente.
Cuando Abad eligió a Trueba para desarrollar esta historia había buscado, según explica, que tuviera un comportamiento similar al de su padre: «que respetara a los otros, que los tratara bien, que no tuviera una actitud autoritaria con los actores, ni con los técnicos, ni con nadie, sino que tuviera esa elegancia y esa suavidad que no impone pero lidera».
«Creo que el resultado expresa ese talento de Fernando y el amor que todo el equipo técnico y todos los actores le pusieron» al proyecto, reafirma.
Javier Cámara, un español en la piel del médico colombiano
El encargado de dar vida a Abad Gómez es Javier Cámara, con dos Goyas y una Concha de Plata en su haber. Un actor que, en opinión del escritor colombiano, se parece físicamente a su padre.
«¿Cómo vas a poner a un gachupín que habla con la z y con el vosotros a interpretar a tu padre?», dice Héctor Abad que le recriminaron cuando propuso al actor español, entre risas e imitando el acento de España.
«Lo que Javier hace en la película es tan bueno que a veces se me confunde la memoria de mi padre con la memoria de Javier Cámara», afirma a continuación sin titubear.
En el filme, rodado en Medellín y Bogotá, también participan las colombianas Patricia Tamayo y Laura Londoño, así como Juan Pablo Urrego, quienes encarnan a los familiares más cercanos del médico.
Al frente de la producción del «script» está Daniela Abad, hija del escritor, documentalista y autora del filme «Carta a una sombra», en el que ya había hecho una inmersión en la historia de su abuelo.
La música es uno de los aspectos más cuidados en las películas de Trueba, y en este caso no iba a ser menos. En «El olvido que seremos», el cineasta recurre al rock que se produjo en los años 60 en Medellín y al «chucu chucu», el ritmo que tiene como base el güiro colombiano.
Tuvo que conocer Medellín para elegir esos ritmos, pero no dudó desde el inicio en quien iba a componer la banda sonora: el polaco Zbigniew Presner.
En su charla, Abad Faciolince califica como «una obra de arte» todo este trabajo, desvelado por Trueba en el Hay Festival.
«Me pareció que Fernando Trueba había apagado la luz, tuvo un sueño e hizo una película en la que deformó su fantasía, su creatividad, su gran capacidad como director y las herramientas de los actores. Usó a todos los actores para transformar ese sueño en una obra de arte», concluye mientras saluda con afecto al cineasta, ya su amigo, y posan juntos ante la cámara.
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