Llegó la jubilación…y ahora ¿ qué hago ?

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     Un tema poco debatido y de gran significación en la vida de todo ser humano que ha dedicado gran parte de su vida al trabajo productivo en cualquier arista que nos presenta el ciclo vital de nuestra existencia.

     Es fundamental que cada persona entienda que así como la vida tiene su ciclo también la sociedad con sus virtudes y defectos lo tiene.  En este sentido simplemente debe verse como parte de esa estructura social y como parte de ese transitar por el cual atravesaremos en un momento de nuestra existencia.

     Es importante que humanicemos la jubilación, que no se siga mirando ésta como se le ha estado mirando hasta ahora, “donde una persona cumple un ciclo desempeñando una función   y cuando sus facultades no le responden se le sustituye”. Es importante que en principio observemos la actitud que asumimos ante esta inminente realidad…LLEGÓ LA JUBILACIÓN…

     La jubilación es el fin de una etapa laboral, para muchas personas es una etapa deseada le   permite disfrutar de la vida, sin tener la obligación de trabajar, pero para otras supone un momento de gran ansiedad y angustia ya que se tiene la creencia de no ser útil para los demás y para uno mismo.

     Si vemos la jubilación como una condena, el mundo se volverá gris y andaremos entonces como cadáveres insepultos, muertos en vida, con una falta de interés por la propia existencia, la rendición y la pérdida del sentido de lucha y ya no nos quedará otra cosa que dejar que transcurra el tiempo hasta que un día cualquiera llegue el fin.

 Sin embargo, desde otra perspectiva la jubilación puede transformarse “en el jardín de las oportunidades” para desarrollar proyectos, realizar actividades que por falta de tiempo veníamos posponiendo y que hoy podemos realizar o practicar con libertad, cada persona tiene en sus manos la facultad de decidir si sigue adelante o se detiene.

     En primera instancia es importante que conozcamos hasta dónde podemos llegar. Cuál es nuestro límite ¿Qué podemos hacer y qué no podemos hacer? En otras palabras, es necesario que conozcamos nuestras capacidades, pues ellas determinarán el rumbo de nuestra vida. De manera tal que nunca intentemos establecernos metas que se encuentren más allá de nuestras capacidades. Pues aquí surgirá lo imposible y ello nos conducirá a la frustración. Es importante conocer entonces nuestras capacidades físicas e intelectuales.

Estudiosos de la conducta humana y de los procesos sociales señalan “si damos una breve mirada retrospectiva a la historia de la humanidad notaremos que los hombres que han construido la historia dieron lo mejor de ellos a edad avanzada, o mejor aún, la edad no fue la gran excusa para no producir. A mayor edad, mayor fuerza para luchar y nos referimos a la más importante de todas las fuerzas, la de la voluntad, por tanto, al jubilarse la edad no puede ser la excusa para renunciar a continuar realizando cualquier actividad”.

     Definitivamente la edad no es responsable, ni puede ser la excusa. Somos nosotros quienes con nuestra actitud decidimos dar pasos hacia adelante o hacia atrás.  Si el problema es que no queremos continuar en lo mismo, cambiemos de actividad, de lugar, revisemos en qué actividades podría destacarme, reviso que cosas pudiera realizar ahora que dispongo del tiempo para emprenderla.

     Es necesario que intervenga mis pensamientos recordando aquello que nos plantea la PNL (programación neurolingüística), los pensamientos generan nuestras representaciones internas y con ellas surge un sentimiento que da paso a la emoción, y ésta  a una conducta. En otras palabras, todo lo que pensamos tiene un fuerte efecto sobre nuestras emociones, es por ello que las ideas negativas ejercen un efecto negativo en nuestras emociones, mientras que las actitudes positivas nos permitirán tener mayor predisposición para la acción.

     La jubilación representa un gran cambio de eso no hay duda, pero ¿Quién ha dicho que esos cambios tengan que ser negativo? .  Por ello una buena actitud hacia esta fase de la vida hará que nos encontremos con un estado positivo y con ánimo para afrontarlo.

     Valoremos el momento   ¿Qué es lo que tengo ahora mismo ?  ¿Qué es aquello que no he podido hacer mientras estaba trabajando?  Fijémonos objetivos, metas, tracémonos un plan de acción…Ahora podemos hacerlo….No nos refugiemos en la idea que la jubilación es negativa, pensemos que es un cambio con el que podemos crecer y seguir disfrutando.  A veces no es tan fácil para algunas personas enfrentar esta transición, si no tienen una clara visión de hacia dónde van, en este caso, pueden solicitar la ayuda de un profesional, no dudes en consultarle en función de que te liberes de todo tipo de temores, si no definitivamente estaremos  condenados al ostracismo y terminaremos en el sillón de los frustrados, destinados al abandono, y a la desidia, presos de la ansiedad, llenos de fantasmas. A la deriva y en la más tenebrosa de las soledades, acompañado pero sumergido en el vacío.

     La jubilación es un asunto de tiempo, pero la edad la determinamos nosotros y no es excusa para que nos jubilemos también de la vida. Mientras tengamos la certeza de que podemos agregar algo a nuestra existencia y que nuestra misión no está concluida, la edad solo será una página en el almanaque.

 

Prof. (M.S.c) Dinora García Rausseo

Psicoterapeuta, Neurofacilitadora, Coach Organizacional,

 Máster-Trainer en PNL, Coordinadora Estadal del Centro de Investigación y Formación de los Educadores. “Luis Beltrán Prieto Figueroa”

 

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