Richardson, a sus 22 años, tomó el relevo de reina de la velocidad que le cedió Fraser-Pryce, que, a sus 36 años, pasó el testigo de su corona a una atleta de la nueva generación de velocistas que ya había acreditado 10.71 como mejor marca.
La joven atleta estadounidense, luciendo un cuerpo plagado de tatuajes, paró el crono en 10.65, récord de los campeonatos mundiales y mejor marca personal, y superó por siete centésimas a la jamaicana Shericka Jackson, que en el anterior Mundial en Eugene también fue plata, y por doce a Fraser-Pryce, que llegó a meta en 10.77.
La veterana jamaicana no pudo agrandar su leyenda con su sexto título mundial en los 100 metros lisos tras recuperarse de una lesión de rodilla que mermó su preparación aunque sigue subida al podio. En total, desde su oro en el Mundial de Berlín 2009, suma entre los 100 metros, los 200 y el relevo 4×100 catorce medallas (diez oros, tres platas y este bronce), que se suman a otras ocho preseas (tres oros, cuatro platas y un bronce) en cuatro Juegos Olímpicos.
Richardson celebró su victoria en el Centro Nacional de Atletismo de Budapest con la bandera de Estados Unidos y disfrutando de su triunfo junto a sus dos acompañantes en el podio, Shericka Jackson y Shelly-Ann Fraser-Pryce, que para este campeonato se tiñó el pelo de naranja.
¡Síguenos en nuestras redes sociales y descargar la app!