Madrid.- Los gorilas son seres territoriales y pueden evitar las zonas de los otros para no tener conflictos, según un estudio que publica Scientific Reports que cuestiona la creencia tradicional de que estos animales no tienen territorios que defienden.
El estudio firmado por expertos de las universidades de Barcelona (España); Viena y Cambridge (Reino Unido) analizó el comportamiento de ocho grupos de gorilas (113 individuos) de las tierras bajas occidentales en la República del Congo.
Normalmente se ha asumido que los gorilas no son territoriales, teniendo en cuenta la cantidad de áreas en las que viven y por las que se mueven, que se solapan con las de otros grupos, y el número muy limitado de agresiones que se producen a diferencia de otros primates como los chimpancés.
Sin embargo, el estudio muestra, por primera vez, que los gorilas entienden la “propiedad” de las zonas y dónde están situadas en los grupos vecinos, lo que restringe sus movimientos, explicó en un comunicado el autor principal de estudio Robin Morrison, de la Universidad de Cambridge.
Estos resultados se unen a las crecientes evidencias que sugieren que las estructuras sociales de los gorilas son más complejas de lo que se pensaba y que las interacciones entre grupos están influidas por relaciones familiares, sociales y de territorialidad.
Aunque los gorilas no imponen límites tan duros como los chimpancés, sí que pueden tener regiones de uso prioritario e incluso exclusivo cerca del centro de su área de distribución, las cuales pueden ser defendidas hasta con la agresión física, indicó Morrison.
Pero a la vez, esos grupos pueden solaparse e incluso convivir de forma pacífica en otras partes. Este sistema flexible entre espacio exclusivo y compartido implica según el experto “la presencia de una estructura social compleja de los gorilas”.
El estudio se basó en el seguimiento de ocho grupos de gorilas en un área de 60 kilómetros cuadrados en el parque nacional Odzala-Kokoua en República del Congo.
Estos gorilas son difíciles de seguir a pie porque viven en bosques muy densos, por ello se usó una red de cámaras situadas en 36 puntos donde suelen alimentarse.
Los autores determinaron las zonas de cada grupo y vieron que, aunque hay algún solapamiento entre ellas, los movimientos están fuertemente influenciados por la ubicación de sus vecinos y es habitual que tiendan a evitar alimentarse en las zonas que ya han sido visitadas ese mismo día por otro grupo.
El estudio, según otros de los autores Jacob Dunn, “cambia lo que sabíamos sobre cómo interactúan los grupos de gorilas y tiene implicaciones para lo que entendemos sobre la evolución humana”.
Casi todas las investigaciones comparativas sobre la evolución humana se hacen con los chimpancés y su “violencia territorial extrema” se usa como prueba de que su comportamiento proporciona una base evolutiva para la guerra entre humanos, agregó Dunn.
Sin embargo, los gorilas pueden tener áreas exclusivas y de tolerancia mutua, lo que “podría ayudar a entender la evolución social de las primeras poblaciones humanas, mostrando tanto la capacidad de violencia en la defensa de un territorio específico como las afiliaciones entre grupos necesarias para una cooperación social más amplia».
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