Santiago de Chile.- «He pasado de ser clase media a pobre», lamentó Víctor José Hayes, un santiaguino de 67 años a quien la pandemia dejó sin trabajo después de dedicarse a la peluquería toda su vida. Los últimos cuatro meses ha «sobrevivido» únicamente con su pensión de 130.000 pesos (unos 165 dólares).

Antes de que el coronavirus se extendiera por Chile y los negocios bajaran las persianas, Hayes conseguía doblar sus ingresos atendiendo en una barbería y con visitas a domicilio. Pero la COVID-19 lo cambió todo.

«Ha sido muy duro. Me da miedo salir porque tengo una enfermedad crónica en los pulmones, me tengo que cuidar mucho y por eso no veo a mis hijas y nietas desde marzo», explicó a Efe.

Como Hayes, unos 384.000 chilenos de más de 60 años perdieron su ocupación entre marzo y mayo de este año, lo que significa una caída del 24,4 %, que en los mayores de 70 años asciende hasta el 33,8 %, según un estudio del Observatorio del Envejecimiento de la Universidad Católica de Chile.

Aunque el desempleo afecta a toda la población -en Chile superó por primera vez en diez años los dos dígitos (11,2 %)-, los adultos mayores y los jóvenes de 15 a 24 años son los que más afectados proporcionalmente.

Este contexto es especialmente preocupante para el 66 % de los pensionistas que asegura seguir en activo «por necesidad económica» al recibir una jubilación insuficiente.

LOS PRIMEROS EN PERDERLO… ¿LOS ÚLTIMOS EN RECUPERARLO?

«Los adultos mayores con menor nivel socioeconómico fueron los primeros a los que mandaron a casa», dijo a Efe el presidente de la Sociedad de Geriatría y Gerontología de Chile, Gerardo Fasce, quien recordó que muchas de las tareas que desempeñaban no se pudieron reconvertir al teletrabajo.

El doctor alertó de que «más de la mitad» de estos empleos probablemente no se repongan y que en todo caso serán «los que más tardíamente se incorporen al desconfinamiento».

«Sabemos que las condiciones económicas van a ser muy críticas y la reposición del trabajo estará relacionada con las labores de mayor productividad… Volveremos a estar presas de una discriminación por edad», pronosticó Fasce.

Por su lado, el académico de Sociología y Salud Pública de la Universidad Católica (UC) Ignacio Madero-Cabib valoró que es posible que los puestos se recuperen «pronto» justamente porque son «muy precarios».

En este sentido, señaló que los mayores de 65 años reúnen dos características «muy perjudiciales»: una baja escolaridad, de poco más de 8 años de promedio, y una alta proporción (40 %) de empleo informal.

«En Chile, el escenario de escasez financiera en la vejez es crítico», agregó Madero-Cabib, el principal autor del estudio «Trabajo 60+ en tiempos de pandemia» del Observatorio del Envejecimiento de la UC.

El caso del peluquero Víctor José Hayes corrobora la tesis del investigador: «Antes podía hacer un asado algún fin de semana al año, ahora nada, frutos secos y lo mínimo. No tenía para viajar, pero por lo menos estaba tranquilo».

«No he recibido ni un peso del Gobierno, todavía estoy esperando. Solo llegó una caja con comida», añadió.

«PENSIONES BAJO EL MÍNIMO»

La mitad de los 984.000 jubilados en Chile recibieron una pensión inferior a 202.000 pesos (257 dólares) a diciembre de 2019, desveló el reporte «Pensiones bajo el mínimo» de la Fundación Sol.

El centro de estudios también denunció que casi el 80 % de las retribuciones están por debajo del salario mínimo, establecido en 301.000 pesos (383 dólares).

El sistema de pensiones chileno se basa en el ahorro individual obligatorio gestionado por las denominadas Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP) y tiene muy poco apoyo popular, siendo una de los principales demandas del estallido social del pasado octubre.

«En vez de descansar y jubilarse, miles de mayores tienen que seguir trabajando. Antes de la pandemia ya estaban en pésimas condiciones», sostuvo en una entrevista con Efe el economista de la Fundación Sol Marco Kremerman.

El experto manifestó la «urgencia» de construir un «sistema de seguridad social real» para el país, con un porcentaje importante de reparto entre los cotizantes.

Precisamente esta semana se abrió una grieta en el criticado sistema previsional chileno cuando la Cámara de Diputados dio luz verde al retiro anticipado del 10 % de los ahorros en las AFP como ayuda económica ante la COVID-19.

Sin embargo, esta posibilidad sería dañina para los que están cerca de su jubilación, ya que no tendrían tiempo de recuperar sus fondos con los años en activo que les quedan.

Con más de 333.000 casos positivos y 8.633 fallecidos por SARS-CoV-2, el país austral figura como el octavo país a nivel mundial con más contagios.

Para miles de chilenos de tercera edad, al miedo de contagiarse de coronavirus se le ha sumado un futuro laboral incierto, que muchas veces no solo les sustenta a ellos sino también a otros miembros de su familia.

EFE

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