El cerebro es uno de los órganos más importantes del cuerpo humano, y muchas veces no es tomado en cuenta a la hora de cuidarse, lo que a la larga puede ser muy peligroso.
Mejorar la claridad mental, frenar los descuidos y la falta de creatividad es posible con hábitos sencillos que ayudan a mejorar la cognición, el aprendizaje y llevar una experiencia vital más satisfactoria. Estas son las razones científicas por las que estas buenas (y fáciles) prácticas son las mejores aliadas para mantener trabajando al órgano rector a pleno rendimiento durante muchos años.
A continuación algunos hábitos importantes para cuidar la salud de nuestro cerebro son:
Mantenerse hidratado
Uno de los hábitos más sencillos y que más pueden interferir en la salud cerebral es la hidratación. Aproximadamente un 75% del cerebro está compuesto por agua. La ingesta de este líquido ayuda a mantener la presión sanguínea y un correcto metabolismo celular, funciones esenciales para que la maquinaria funcione. “La falta de hidratación influye en todo el cuerpo, también en el cerebro. Afecta a la capacidad intelectual, la memoria, a captar la información que recibimos y a la atención. Una falta de líquidos del 2% puede ser peligrosa”, explica la dra. Rosa Casafont, médico especializada en neurociencias.
Dormir lo suficiente
Numerosos estudios han demostrado que la pérdida falta de sueño afecta la atención, la memoria y las funciones ejecutivas. El sueño protege el sistema inmunitario y la memoria. Además, durante el mismo, se eliminan circuitos que podrían dañar la salud mental y se mantiene en la memoria definitiva aquello que vale la pena almacenar. Dicho de otra forma, “somos paranoicos de noche, para no serlo de día” como lo expresan Crick y Mitchison. Mientras soñamos es cuando hacemos ese trabajo”, indica Casafont.
Una dieta saludable o Mediterránea
Cada vez son más los estudios que consideran la dieta mediterránea como el modelo de dieta más saludable para nuestro corazón y, consecuentemente, también para nuestro cerebro.
La dieta mediterránea, que ha sido declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, se centra básicamente en el consumo de aceite de oliva virgen como grasa principal y en una presencia preponderante de cereales, verduras y hortalizas, pescado, huevos y lácteos, frente a otras fuentes grasas de origen animal.
Con información de MiamiDiario
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