Nueva York, Estados Unidos. Wall Street cierra 2019 con ganancias de entre el 22 % y el 35 % en sus principales indicadores, que han visto máximos históricos tras unos resultados corporativos mejores de lo esperado y tres rebajas en los tipos de interés, pese a los temores por la guerra comercial con China y a una posible recesión.
Ha sido un ejercicio especialmente positivo para las empresas tecnológicas, entre las que se cuentan las de mayor volumen en el mercado, como Apple, cuyo valor ha subido en torno al 84 %, y Microsoft, un 56 %, y otras empresas auxiliares relacionadas, como AMD (153 %) y Micron (74 %).
Así, el parqué neoyorquino extiende su ciclo alcista más largo de la historia pese a la sombra de una recesión proyectada por varias inversiones en la curva de rendimiento de los bonos públicos, que se consideran una señal fiable de alerta, y otros problemas acaecidos este año.
LA RECESIÓN, A RAYA
Algunos analistas temían una «recesión en los resultados» de las corporativas, pero la mayoría de las 500 cotizadas del índice S&P dieron una «sorpresa positiva» en el tercer trimestre con ganancias por acción superiores a las estimaciones, según indicó el analista John Butters, de la firma FactSet.
Wall Street reaccionó premiando esas sorpresas positivas, aunque la firma señala que las ganancias en el S&P 500 descendieron un 2,7 % interanual en el tercer trimestre y que para el último trimestre el retroceso es del 1,5 % comparado con el de 2018.
INCERTIDUMBRE COMERCIAL
Otro dato relevante: la palabra «arancel» se mencionó en las conferencias posteriores a los resultados trimestrales de más de un centenar de empresas, y es que el factor causante de mayor incertidumbre este año ha sido la guerra comercial con China.
El tira y afloja entre EE.UU. y China ha salpicado titulares y llevado a los inversores del pesimismo al optimismo -como describió poéticamente el veterano gurú bursátil Art Cashin, ha «roto el corazón una y otra vez» a los mercados-, pero finalmente llegó una esperada tregua entre ambos Gobiernos.
UNA ESPERADA TREGUA
El 13 de diciembre Washington y Pekín llegaron a un acuerdo parcial, que el grupo de análisis económico del banco Wells Fargo describió como «ligero en detalles, pero una señal de distensión bienvenida»: se cancelaban los aranceles que iban a entrar en vigor dos días después.
EE.UU. mantiene aranceles del 25 % sobre bienes chinos valorados en 250.000 millones de dólares, junto con otros reducidos, del 7,5 %, a importaciones adicionales valoradas en unos 120.000 millones de dólares, pero ambas partes se han comprometido a retirar por fases las tarifas que han impuesto durante la disputa.
«Las tensiones comerciales globales y acciones proteccionistas permanecerán como riesgos clave para las firmas norteamericanas no financieras, interrumpiendo sus cadenas de valor e impactando en sus decisiones de inversión», señaló Edmond DeForest, un ejecutivo de la agencia crediticia Moody’s.
PENDIENTES DE LA FED
Entretanto, la Reserva Federal (FED) cambió de tendencia en su política monetaria este año y, por primera vez desde 2008, rebajó los tipos de interés un total de tres veces ante la preocupación por la desaceleración económica.
Además, en octubre el banco central anunció que haría compras de bonos del Tesoro hasta el segundo trimestre de 2020 por unos 60.000 millones de dólares, lo que para muchos «parece una expansión cuantitativa» (QE, en inglés), según el analista Ed Yardeni, de la firma Yardeni Research.
En su última reunión de diciembre, el banco central decidió dejar sin cambios los tipos en el rango del 1,5 % al 1,75 % por unanimidad y previó que los mantendrá en 2020, destacando que la economía crece moderadamente gracias al gasto de los consumidores, pero la inversión empresarial y las exportaciones muestran «debilidad».
PRUDENTE OPTIMISMO
En el que parece ser uno de los mejores ejercicios para Wall Street desde 2013, los analistas señalan, no obstante, que los inversores han retirado 135.500 millones de dólares de fondos centrados en acciones de EEUU, de acuerdo a datos de Refinitiv, debido a la guerra comercial y el temor a una posible recesión.
Pero por otra parte, los economistas de los principales bancos estadounidenses prevén que la expansión económica se alargue, aunque a un ritmo más moderado, este 2020 marcado por las elecciones presidenciales, en las que buscará la reelección el actual mandatario, Donald Trump.
EFE
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