El joven físico español, Mateo Rejón, se unió al proyecto LUWEX, el cual tiene como finalidad extraer agua del terreno lunar y hacerla potable. Hasta ahora, el experimento se ha estado desarrollando en la Universidad Técnica de Brunswick, Alemania.
La iniciativa financiada por la Unión Europea y dirigida por el Centro Aeroespacial Alemán, busca el método más efectivo para extraer el líquido del regolito helado y purificarlo para abastecer de combustible a los cohetes, además de obtener agua potable para los próximos colonizadores.
«Hay mucha agua en la Luna, más de lo que uno podría esperar. Y se encuentra congelada en los polos. Como no hay atmósfera, el sol la evapora y se pierde en el vacío del espacio. Por eso, es necesario ir a buscarla en una zona que nunca esté iluminada, como los cráteres que están permanentemente en la sombra», declaró Rejón.
El proyecto crea una simulación de las condiciones que están presentes en la Luna.
Proceso de extracción
Este experimento consta de un contenedor que posee un material semejante al regolito, dicho elemento se calienta con unas varillas de acero que giran y, al calentarse, el agua se sublima.
«Es el mismo proceso que se usa para extraer sal del agua del mar. El agua se evapora y te quedas con la sal. Pero nosotros estamos interesados no en lo que se queda sino en lo que se evapora, que es el agua», destacó el experto.
El agua se desliza por una ruta hasta dar con una trampa fría que nuevamente la congela y es depositada en unos tubos de cobre, dando como resultado un agua más pura.
«El agua debe ser filtrada lo máximo posible para evitar las partículas más finas del regolito, cuyo efecto en la salud desconocemos. En la Luna también hay metano atrapado, tanto respirado como bebido es muy perjudicial. Supone un reto eliminarlo», aseguró Rejón.
Regolitos: grandes depósitos de agua
Los especialistas prevén que entre un 5% y un 20% de cada kilogramo de regolito está conformado por agua.
«Queremos sacar el máximo de agua posible, como mínimo un 75%. Por cada diez kilos de mezcla, cuatro kilos de agua», apunta el físico.
Dicho proceso se llevaría a cabo en pocas horas, además de que no sería necesario extraer una gran cantidad. Esta agua se podrá reciclar y reutilizar.
LUWEX presenta un presupuesto de 1,5 millones de euros, se espera que capte la atención de las empresas espaciales para crear una versión miniatura de la tecnología para que pueda ser transportada en una nave espacial.
Según Rejón, «llevar agua de la Tierra a la Luna para abastecer a una colonia supone un coste medioambiental y económico enorme. Por eso, el objetivo es utilizar los recursos lunares».
De esta forma, la luna «se entiende ahora como una tienda y una gasolinera, un lugar donde puedes hacer una parada para repostar o abastecerse antes de continuar tu viaje a otros mundos, ya sea Marte o más allá -señala-, un punto intermedio para que las misiones sean capaces de ir más lejos».
Finalmente, esta innovadora tecnología espacial también será útil para implementarse en áreas de gran sequía o para optimizar la potabilidad en regiones con escasos recursos.
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