El presidente de Francia, Emmanuel Macron, consideró este lunes que el proyecto de ley sobre la legalización de la eutanasia -restringida a ciertos criterios- supondrá «una revolución de humanismo y fraternidad» que responderá a las necesidades de ciertos enfermos de cáncer terminal.
«Avanzaremos de la manera más transparente posible. Es un texto en el que hay que tener la humildad de trabajarlo, de moverse y aceptar que ciertas convicciones sean cuestionadas», dijo en X el presidente, un día después de anunciar en una entrevista el proyecto sobre «morir dignamente», evitando la palabra eutanasia.
El presidente galo insistió, además, en que el proyecto que promueve consagra una notable parte a los cuidados paliativos. «Actualmente, gastamos 1.600 millones euros en ello. Aumentaremos nuestra inversión en 1.000 millones más», prometió.
El texto, que pasará en abril en Consejo de Ministros, será presentado en la Asamblea Nacional a partir del próximo 27 de mayo, adelantó, también en la red X, el primer ministro, Gabriel Attal. La aprobación del proyecto de ley dependerá del apoyo de la oposición de izquierda o de derecha, pues el partido de Macron no tiene mayoría absoluta en ninguna de las dos cámaras.
En su mensaje en redes, el mandatario francés aseveró que la ley para ayudar a «morir dignamente» está pensada, sobre todo, para ciertos pacientes como «los enfermos de cáncer en fase terminal que, en algunos casos, se tienen que ir al extranjero» para recibir la eutanasia.
Frente a la actual ley francesa, Macron aseguró que «había que ir avanzar manteniendo una exigencia ética».
La Croix
En la entrevista publicada el domingo en el diario católico La Croix y el progresista Libération, el jefe de Estado francés confesó que le emocionó la carta que recibió de la célebre cantante francesa Françoise Hardy (80 años), enferma de un cáncer linfático desde 2004 y que demanda morir dignamente.
Después de haber blindado en la Constitución la libertad del aborto, que una mayoría de franceses apoyaba, Macron ha decidido incluir este 2024 otra cuestión social de envergadura, con el proyecto de una eutanasia restringida a ciertos criterios, como la mayoría de edad o el discernimiento del paciente que desea morir, lo que excluye enfermedades como el Alzheimer.
Como era previsible, la Iglesia Católica francesa se apresuró a criticar este texto que tildó de «engaño», pues abre la puerta, en palabras del presidente de la Conferencia Episcopal de Francia, Eric de Moulins-Beaufort, «a un suicidio asistido».
«Una ley así dirigirá a nuestro sistema de salud hacia la muerte como la única solución», dijo De Moulins-Beaufort, en La Croix.
Eutanasia
Francia ya dispone de una legislación desde 2016 que permite a pacientes «en agonía» dejar de medicarse y disfrutar de cuidados paliativos, sin ir más allá.
De acuerdo con los sondeos, un 70 % de los franceses están a favor de una ley que legalice la eutanasia, un término que el propio Macron, hijo de médicos, evita pronunciar públicamente.
Jean-Luc Romero-Michel, presidente de honor de la Asociación Francesa en favor al Derecho a Morir Dignamente, se congratuló que el proyecto vaya por fin al Parlamento, pero criticó que la última decisión recaiga exclusivamente y de forma colegial en un equipo médico.
«Eso no sucede en ningún país que tienen regulada la eutanasia», dijo en declaraciones a «Franceinfo» Romero-Michel, quien confió en que los parlamentarios modifiquen el proyecto original y terminen por facilitar el acceso.
El anuncio de Macron tampoco gustó a las asociaciones de enfermeros de cuidados paliativos, que acusaron al presidente de querer solucionar el problema «con el menor coste».
«Morir con dignidad es una demanda legítima, pero esa es precisamente la misión de los cuidados paliativos, que están claramente infradotados» de medios, indicaron varias de estas asociaciones en un comunicado conjunto en el que acusaron a Macron de presentar un proyecto «alejado de las necesidades de los pacientes y de su realidad cotidiana».
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