Se realizó el primer concierto de Madonna en Barcelona, España, siendo parte de su gira “The Celebration Tour”, dirigida por “Live Nation España” y que busca festejar los 40 años del recorrido musical de la artista, que desde sus inicios se consagró como la reina del pop. 

El primer día de su presentación tuvo algunas dificultades en lo que respecta a la organización, ya que no contaba con señalamientos para orientar y las filas se encontraban desordenadas, provocando que se retrasara una hora. 

La telonera del show fue Arca, quien se encargó de animar a las 18.000 personas que se presentaron en el Palau Sant Jordi, mientras los organizadores buscaban las maneras de solventar el descontrol ocasionado. 

El espectáculo inició con el invitado especial Bob the Drag Queen, cuyo vestuario era un vestido victoriano, un atuendo icónico con el que Madonna se presentó en los MTV Music Awards de 1990.

Tras la apertura del  artista, se presentó Madonna, que comenzó con un discurso sobre la importancia de esta gira, ya que era la representación de su vida, sus altas y bajas, además de sus orígenes, cuando llegó a Nueva York y pasó de ser bailarina a ser una famosa cantante del pop. 

Desde una estructura rectangular cantó por las personas y seres queridos que no lograron superar el sida, donde resaltó la imagen de Freddie Mercury. 

 

También destacó por mostrar su vida familiar, donde sus hijos formaron parte del espectáculo tocando el piano o la guitarra, e incluso bailando. Además de conmemorar a su madre con algunas fotos en la gran pantalla, ya que esta falleció cuando Madonna era una niña de cinco años. 

Antes de interpretar su controversial hit “Like a Prayer”, los bailarines se mostraban en poses de crucifixión al son de los cánticos gregorianos, en  un  número musical icónico. 

De igual manera, la artista se dirigió al público para hacer una reflexión sobre los acontecimientos actuales que afectan al mundo, donde expresó que el mundo debe detenerse a pensar en lo que Jesús buscaba inculcar, la inclusión radical, la hospitalización radical y el amor radical, sin excepciones, al prójimo. 

“No podemos salvar el mundo si no amamos a nuestro prójimo. Y punto”, finalizó para iniciar una ronda de aplausos y gritos. 

La parte más emotiva del concierto fue un homenaje al rey del pop, Michael Jackson, desde un proyector se veía la sombra de Madonna en un vestido de novia junta, junto a un bailarín con traje y sombrero, ambos danzando al ritmo de canciones del rey mezclados con los tracks más célebres de Madonna. 

Este tributo es una muestra de cómo ambos cantautores marcaron un antes y un después en la industria musical, ya que dieron lugar a la innovación, la organización de un show, el vestuario llamativo, las sorpresas y dar un espectáculo inolvidable. 

La gira está siendo una carta de amor, tanto para las raíces de la artista como para sus fanáticos, que la han visto incursionar en le rock, disco y country, pero sobretodo, en el pop, un recorrido donde cayó pero se volvió a levantar para demostrar que a sus 65 años sigue siendo una gran estrella. 

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