Espacios del Centro de Puerto Ordaz ocupados por la comunidad Warao. Foto: Nueva Prensa

Un hecho lamentable sacudió a la comunidad proteccionista de Ciudad Guayana, este miércoles, 11 de septiembre, cuando 15 perros de una manada perteneciente a la etnia warao fueron encontrados muertos por envenenamiento en el centro de Puerto Ordaz, frente al Campo A-1 de Ferrominera, cerca del Hospital Militar. La noticia fue difundida en exclusiva a Nueva Prensa Digital por Daniela Hubert, una reconocida proteccionista de animales en la zona.

Hubert explicó que los perros, que vivían pacíficamente en este sector de Puerto Ordaz, fueron presuntamente alimentados con comida envenenada, lo que provocó la muerte de la mayoría de ellos. «De los 15 perros que conformaban la manada, 11 fallecieron y dos cachorros están luchando por sus vidas en la Clínica Guayana», relató visiblemente afectada. Los cachorros presentaron convulsiones y fueron trasladados de urgencia a la clínica, mientras que otros proteccionistas y representantes de la comunidad se reunieron en el lugar para expresar su consternación.

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Manada de perros envenenada

Misión Nevado y la PNB investigan el caso

Al lugar acudieron funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) y representantes de Misión Nevado, quienes se encargaron de levantar la denuncia y comenzar las investigaciones. Sin embargo, la situación ha generado una profunda preocupación entre los proteccionistas, quienes temen que los casos de envenenamiento se estén volviendo más frecuentes en Ciudad Guayana.

Este incidente no es un hecho aislado. Apenas dos días antes, una perra conocida como «Bienvenida» fue también envenenada en las cercanías del supermercado La Caribeña, en Alta Vista. Bienvenida había sido alimentada por habitantes y comerciantes del lugar durante mucho tiempo, y su muerte fue otro golpe para la comunidad que vela por el bienestar de los animales en situación de calle.

PNB y Misión Nevado hicieron acto de presencia en el lugar

 Víctimas de una tragedia silenciosa

La manada de perros, que convivía con los indígenas warao en la zona central de Puerto Ordaz, no era agresiva. «Son perros muy dulces que se acercan a las personas en busca de comida. No representan un peligro para nadie», aseguró Hubert. De hecho, se había planificado un censo para proceder con la esterilización de los animales y evitar la sobrepoblación.

En este contexto, Hubert y otros proteccionistas exigen que se investigue a fondo el origen de estos envenenamientos, ya que no es la primera vez que ocurre algo similar en la ciudad. Los warao, una etnia indígena que habita en el lugar, quedaron devastados por la pérdida de sus perros, animales que formaban parte de su vida cotidiana. «Ellos no sabían qué hacer, solo enterraron a los perritos. Es una situación desgarradora», expresó la joven proteccionista.

Un llamado a la conciencia y a la justicia

La comunidad proteccionista de Ciudad Guayana está alarmada. «Necesitamos que se escuchen nuestras voces. Alguien está envenenando a los perros y no podemos permitir que esto siga ocurriendo», afirmó Hubert, mientras reiteraba la importancia de que las autoridades y la sociedad tomen cartas en el asunto.

Hasta ahora, los esfuerzos de organizaciones como Misión Nevado y los proteccionistas locales se han centrado en asistir a los animales y hacer visibles los casos de envenenamiento. Sin embargo, la recurrencia de estos hechos ha generado un fuerte llamado de atención. Los proteccionistas esperan que las investigaciones den resultados concretos y que los responsables sean sancionados.

«Queremos que la gente sepa que estas manadas no están solas. Hay personas que los cuidan, los alimentan y los protegen. No vamos a descansar hasta llegar al fondo de esto y detener a quienes están haciendo tanto daño», concluyó Daniela Hubert.

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