EFE
Bruselas.- Más de 113 millones de personas de 53 países padecieron hambre extrema en 2018, especialmente en Yemen, la República Democrática del Congo y Afganistán, según un informe publicado este martes, que pone de relieve que las guerras y el clima fueron los principales motivos de la carencia de alimentos.
El documento se dio a conocer con motivo de un acto organizado por la Red Global contra las Crisis Alimentarias, que reunió en Bruselas a representantes de la Unión Europea, de la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y del Programa Mundial de Alimentos.
Los conflictos bélicos, el cambio climático y las crisis económicas motivaron, por ese orden, las deficiencias alimentarias.
Cerca de dos tercios de las personas más afectadas por el hambre se encontraban en ocho países: Yemen, la República Democrática del Congo, Afganistán, Etiopía, Siria, Sudán, Sudán del Sur y Nigeria.
La guerra y los conflictos motivaron la desnutrición de 74 millones de personas en 21 países.
Otros 29 millones de personas padecieron hambre por culpa de las catástrofes naturales y el clima y unos diez millones se vieron afectados por el impacto de crisis económicas.
Países como Venezuela y Corea del Norte, donde también hay problemas alimentarios, no aparecen en el análisis por la existencia de lagunas en sus datos.
Con vistas a 2019, el informe indica que no hay visos de que cambie la situación en los países más afectados por las hambrunas.
Además, alerta de que la sequía empeorará las perspectivas de producción agrícola en distintas zonas del sur de África y en el Corredor Seco de Centroamérica y de que el fenómeno meteorológico «El Niño» tendrá posiblemente un impacto en la agricultura y los precios de los alimentos en Latinoamérica y el Caribe.
Para abordar eficazmente las crisis alimentarias, los expertos mencionan la necesidad de poner fin a los conflictos, dar más poder a las mujeres, mejorar las infraestructuras rurales y reforzar las redes de seguridad y ayudas sociales.
Por ello, piden a la comunidad internacional que invierta en la «prevención» de conflictos y en asegurar una paz sostenible.
«Las crisis alimentarias continúan siendo un desafío global, que requiere nuestros esfuerzos conjuntos», dijo hoy el comisario europeo de Ayuda Humanitaria, Christos Stylianides, que recordó que en los últimos tres años, la UE ha sido el mayor donante de asistencia alimentaria, con cerca de 2.000 millones de euros.
Opinó asimismo que el informe presentado ofrece una base para mejorar la coordinación de la ayuda.
El directo ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos, David Beasley, se refirió por su parte al papel de la comunidad global, que debe implicarse más en la resolución de los conflictos que motivan el hambre.
Las organizaciones no gubernamentales insistieron por su parte en la necesidad de no limitar la asistencia a aliviar el hambre, sino también a invertir en sistemas de producción de alimentos.
La exministra gala de Ecología y actual responsable de Oxfam Francia, Cécile Duflot, calificó en un comunicado de «inadecuada» la respuesta global al hambre.
«Los gobiernos en los países ricos y pobres han prometido reformas valientes pero han aportado poco. Esto tiene que cambiar», dijo Duflot, que pidió sobre todo más apoyos para las mujeres e inversiones en agricultura.
Por su parte, la organización «Acción Contra el Hambre», que participa en uno de los paneles del evento en Bruselas, defendió la necesidad de «promover políticas públicas efectivas para garantizar el acceso a los servicios básicos».
La Red mundial contra las crisis alimentarias, que está formada por socios internacionales humanitarios y de desarrollo, publica cada año este informe, que pretende ofrecer datos a los actores activos en ese ámbito para ayudar a planificar las acciones por seguir.
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