Bangkok.- En lo que se ha convertido ya en una rutina diaria, diversas ciudades birmanas acogieron este viernes funerales por las víctimas de las fuerzas de seguridad y también protestas contra la junta militar, mientras que el Ejército volvió a bombardear a la minoría karen en la frontera.

Los uniformados volvieron a usar la fuerza letal contra las protestas y hoy mataron de un disparo a un manifestante en Rangún, la mayor ciudad del país, indicó el medio Myanmar Now, que informó de marchas antijunta en otras localidades como Tamu, Mandalay o Meikhtila.

Al menos 543 personas, incluidos 43 menores, han muerto debido a la represión de policías y soldados desde el golpe de Estado del pasado 1 de febrero, según datos de la Asociación para la Asistencia de Presos Políticos (AAPP) birmana y la ONG Save the Children.

La cifra de muertos incluye a 15 niños menores de 16 años, con la víctima más joven de solo seis, en medio de la represión de los uniformados, acusados de disparar de forma indiscriminada y torturar a civiles.

En Mandalay, en la región central del país, los manifestantes marcharon por las calles en desafío a las autoridades militares mostrando el saludo de los tres dedos, gesto de la saga «Los juegos del hambre» convertido en símbolo contra los militares.

Los asistentes llevaban pancartas en las que informaban de la «huelga pacífica» contra la junta y también llevaban banderas rojas con un gallo, símbolo del sindicato de estudiantes, que son históricos opositores a la dictadura militar en el país.

En otro lugar de la ciudad, los amigos y familiares de Ko Zaw Latt, un manifestante de 18 años muerto la víspera de un disparo, expresaban su dolor en un funeral al que asistieron decenas de personas, mientras otros dejaban coronas de flores donde murió otro activista prodemocrático.

RESTRICCIONES DE INTERNET Y A LA PRENSA

La represión militar dificulta sobremanera el trabajo de los periodistas, que tienen que trabajar de manera clandestina, expuestos a ser detenidos o a la violencia de las fuerzas de seguridad, que incluyen tanto a policías como soldados que patrullan las calles.

Muchas de las fotos y vídeos que documentan la brutalidad de las autoridades han sido realizados por civiles no profesionales, que luego las comparten en las redes sociales.

Sin embargo, esto está siendo cada vez más difícil debido al bloqueo de internet.

Ayer, las autoridades suspendieron de manera indefinida el servicio wifi que ofrecían proveedores de internet en algunos lugares públicos, lo que se suma al corte nocturno de la red desde hace 46 noches y de la señal móvil desde hace 17 días.

De esta forma, solo quedaría internet a través de cable, que está menos extendido en el país.

En medio de la censura y las restricciones, la llegada el pasado martes al país de la corresponsal del canal estadounidense CNN Clarissa Ward, invitada supuestamente por la junta, ha causado polémica.

Varios activistas han denunciado que varias personas que hablaron con Ward fueron detenidas poco después por policías o soldados de paisano.

CONFLICTO ÉTNICO

La ONG Burma Free Rangers indicó que el Ejército birmano atacó hoy por aire y tierra varias aldeas en los territorios de la minoría étnica karen cerca de la frontera con Tailandia, donde las incursiones de los militares han causado al menos 14 muertos y 20.000 desplazados desde el pasado sábado.

Más de 2.000 huyeron a Tailandia durante el fin de semana, pero varias ONG dicen que fueron expulsados por los militares tailandeses, quienes alegan que los refugiados regresaron a su país voluntariamente.

El recrudecimiento del conflicto con las minorías étnicas amenaza con extender en el país las guerra civil que libran desde hace décadas el Ejército y algunas guerrillas étnicas.

El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas condenó el jueves la violencia contra «manifestantes pacíficos» y la muerte de civiles, incluidos niños, en su tercer pronunciamiento sobre la crisis birmana.

El Consejo volvió a evitar una condena específica de los militares y también hablar de posibles sanciones o un embargo de armas internacionales.

Rusia y China, miembros permanentes con derecho de veto, son vistos como aliados de los militares birmanos, lo que impide una reacción más drástica del máximo organismo multilateral.

El Comité de Representantes de la Asamblea de la Unión (CRPH), considerado el «Gobierno civil» birmano, ha pedido a la comunidad internacional que proteja a los civiles birmanos, con una intervención militar extranjera si es necesario.

Los uniformados, que ya detentaron el poder entre 1962 y 2011, justifican el golpe por un supuesto fraude electoral en los comicios del pasado noviembre, en los que arrasó el partido de Aunq San Suu Kyi, como ya hiciera en 2015, y que fueron considerados legítimos por los observadores internacionales.

 

EFE

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