Viena, Austria. La Orquesta Filarmónica de Viena recibirá al 2021 con las polcas y valses de cada 1 de enero, pero ante el silencio de una sala sin público, uno de los retos de un recital que, más que nunca, quiere lanzar un mensaje de esperanza al mundo.

«La buena noticia es que vamos a tocar el Concierto de Año Nuevo. Pero tenemos que adaptarnos, y naturalmente, tendrá lugar sin público», resumió hoy Daniel Froschauer, presidente de la Filarmónica, las condiciones del recital.

El concierto más famoso del año ha tenido que adaptarse también a las restricciones para combatir la pandemia, entre las que se cuenta el cierre de teatros, cines y salas de conciertos decretado por el Gobierno austríaco hasta el 7 de enero.

«Habría sido imposible desde el punto de vista internacional no hacer el concierto», sentenció Froschauer sobre la decisión de celebrar el concierto pese a las restricciones.

ENEMIGO, EL SILENCIO

Aunque el recital podrá una vez más ser seguido desde casa por televisión y radio por millones de personas, la Sala Dorada del Musikverein de Viena estará vacía de público y de aplausos.

Es justo ese silencio el que se plantea como uno de los retos del concierto de este año.

«Tenemos que pensar algo desde el punto de vista de la dramaturgia. Imagínense: termina una polka rápida y, entonces, el silencio», describió Froschauer en una rueda de prensa telemática con un reducido grupo de medios, entre ellos Efe.

Entre las opciones que se están analizando, tanto con la ORF, la televisión pública austríaca que distribuye la señal, como con el maestro Ricardo Mutti, que dirige el recital este año, está la de tocar varias piezas seguidas, para que no haya tantas interrupciones.

Pero pese a las especiales circunstancias, Froschauer prometió que el concierto será tan espectacular como siempre.

«Pondremos en pie un Concierto de Año Nuevo que no sólo será interpretando de forma estupenda, sino que será una señal llena de esperanza para el futuro. Y eso es lo que queremos regalar a la gente en todo el mundo», afirmó.

La Sala Dorada estará tan esplendorosamente decorada como siempre, las flores serán más bellas que nunca, se retransmitirá la habitual película musical y se podrán ver dos números de ballet, enumeró Froschauer.

Y la música, claro está, estará dominada por los valses, polcas y marchas de la familia Strauss.

STRAUSS Y PCR

De las quince piezas del programa oficial, diez son de ellos. Además, se tocará el inevitable Danubio Azul y la fiesta terminará con la rotunda Marcha Radetzky.

El programa, que está prácticamente cerrado desde febrero, no se ha adaptado a la situación ni buscado guiños a la pandemia.

«Ya estamos trabajando en el programa para el año que viene. Quizás podamos encontrar un ‘vals de la peste, con el que podamos echar un vistazo atrás. Quizás eso es mejor que ahora, que estamos en mitad de ella», dijo entre risas Froschauer a preguntas de Efe.

Respecto a las medidas de precaución, el presidente de la Filarmónica opinó que no será necesario aislar a los músicos ni a Riccardo Muti.

Los músicos se harán un test PCR el día 26 de diciembre para localizar posibles contagios y, posteriormente, se harán test rápidos.

«Nos tomamos muy en serio el tema de la salud», afirmó Froschauer, quien se mostró convencido de que todos los músicos actuarán de forma responsable los días antes del recital.

EFE noticias

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