La visita del jefe de Gobierno de Rusia tiene lugar, además, con la isla inmersa en una grave crisis de abastecimiento de combustible que ha obligado a aplicar medidas de ahorro en el sector estatal, incluidas restricciones en el transporte y la industria, y de la que el Ejecutivo cubano culpa a EE.UU. por dificultar la llegada de petroleros.
Se trata de la tercera visita de Medvédev al país, donde ya estuvo en 2008 como presidente y en 2013 con el mismo cargo que ocupa ahora.
Medvédev iniciará sus actividades en La Habana con la tradicional ofrenda floral a José Martí en el memorial que lleva el nombre del prócer independentista en la Plaza de la Revolución de la capital, según la agenda difundida por las autoridades cubanas.
A continuación tendrán lugar la ceremonia de recibimiento oficial y la reunión con el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, con quien de acuerdo a información difundida por el Gobierno ruso Medvédev repasará la cooperación bilateral en los ámbitos del comercio, la economía, la inversión, la energía, el transporte, la cultura y la interacción humanitaria, entre otros.
Los dos dirigentes presidirán la firma de acuerdos bilaterales y contratos comerciales cuyo contenido concreto no ha sido avanzado, aunque en septiembre pasado el viceprimer ministro ruso, Yuri Borísov, adelantó que ambos países firmarían pronto una estrategia para la cooperación económica y comercial.
Tras la rúbrica, los gobernantes realizarán declaraciones a la prensa, siempre de acuerdo con el programa de la visita, que incluye también para esta primera jornada una visita al recién restaurado Capitolio Nacional.
Esa rehabilitación, en la que han participado especialistas rusos, ha sido parcialmente financiada por Moscú como regalo al pueblo cubano y a La Habana por los quinientos años que celebra en 2019 la ciudad.
En concreto, Rusia ha donado las recién reveladas placas de oro que recubren la cúpula del monumento -idéntico al Capitolio de Washington pero un poco más alto- y también se ha hecho cargo de la restauración y cobertura de oro de la gigantesca estatua de La República que recibe en el vestíbulo a los visitantes al edificio.
Al día siguiente, viernes, el primer ministro ruso será investido doctor honoris causa en Ciencias Políticas por la Universidad de La Habana y después visitará un proyecto de recuperación secundaria de petróleo en Boca de Jaruco, situado en la vecina provincia de Mayabeque, a unos 43 kilómetros de La Habana.
En esa iniciativa trabajan conjuntamente la petrolera rusa Zarubezhneft y la cubana Cuba Petróleo (CUPET), ambas estatales.
Aunque en la agenda no se menciona un encuentro con el primer secretario del gobernante Partido Comunista de Cuba (PCC, único legal), Raúl Castro, tampoco es descartable que se produzca dados los históricos vínculos bilaterales y la estrecha relación que el menor de los Castro mantuvo durante décadas con sus contrapartes de la extinta Unión Soviética.
En los últimos años, Cuba y Rusia han dado un impulso a su relación bilateral para restablecer la estrecha cooperación que mantenían antes de la desaparición de la URSS en 1991, con la firma de nuevos acuerdos de cooperación económica.
El histórico «deshielo» entre la isla y Estados Unidos (2014) con Barack Obama en la Casa Blanca no impidió que La Habana revitalizara a la vez los lazos con sus antiguos aliados, un acercamiento que ahora cobra vital importancia para Cuba, con la relación con Washington hecha añicos desde la llegada al poder de Donald Trump.
El republicano ha endurecido el histórico embargo que su país mantiene sobre Cuba desde hace más de medio siglo y ha aplicado nuevas sanciones que han impactado con fuerza en la economía de la isla.
Inicialmente el Departamento de Estado justificó su cambio de postura en la vulneración de los derechos humanos por parte del Gobierno cubano, pero en los últimos meses el argumento es el supuesto sostén de La Habana al Gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela, al que también apoya Rusia.
En medio de este escenario se ha multiplicado el ir y venir de altos funcionarios cubanos a Rusia, con el momento más destacado en noviembre del pasado año, cuando Díaz-Canel cursó su primera visita oficial a ese país como presidente.
Su homólogo ruso, Vladímir Putin, prometió entonces al mandatario respaldar el proceso de modernización y las reformas económicas que la isla inició con Raúl Castro hace diez años para hacer sostenible su modelo socialista y tratar de superar los endémicos problemas financieros de décadas.
Es de esperar que esa promesa se concrete con algunos acuerdos de peso durante la visita de Medvédev, especialmente en lo que se refiere al suministro energético, ya que Rusia se ha convertido en una de las principales alternativas de Cuba para suplir su demanda de petróleo al haberse reducido considerablemente el que recibía de Venezuela a precios preferenciales.
Los dos Gobiernos ya firmaron una hoja de ruta para la participación eficaz de las empresas energéticas rusas en el programa de desarrollo del sector del combustible y la energía de Cuba, así como de la seguridad energética de la isla.
Rusia es uno de los diez primeros socios comerciales de Cuba, una relación que los dos países quieren incrementar y que tras crecer un 34 % en 2018 cerrará este año con un intercambio de unos 500 millones de dólares, según la previsión oficial.
EFE
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