Las aguas negras se desplazan en lo largo y ancho de las calles del mercado municipal de San Félix, otra parte se queda estancada en las aceras y en los numerosos huecos que abundan en este sitio.
El foco de contaminación e insalubridad es visitado a diario por consumidores que tienen que evitar de caer en el lodazal de aguas fecales que permanecen debajo de los mostradores de alimentos.
Los malos olores, basura y desechos humanos se mezclan, creando un ambiente enfermizo que solo favorecen a las moscas y otros animales que son portadores de enfermedades.
Alimentos como el queso, carne, pescado, embutidos entre otros se pueden observar a la intemperie y que son susceptibles a la contaminación en condiciones inadecuadas; también representan un grave riesgo para la salud pública.
No existe supervisión sanitaria
Son miles de personas que visitan a diario a los vendedores informales que se encuentran en los alrededores del mercado municipal de San Félix, personas que expenden comestibles sin que sean supervisados, “no existe ninguna seguridad alimentaria en este lugar”, apuntó Miguel García, quien acude hasta tres veces a la semana a este sitio.
Las moscas se pasean de un mostrador a otro, se posan en los productos lácteos, embustidos, carne y pollo, a pesar que los vendedores tratan de alejarlas de los productos se les hace imposible, estos animales transportan bacterias como la salmonella, parásitos entre otros males.
Lo que no mata engorda
Es lo que asegura Margarita López, quien visita el mercado desde que estaba pequeña, acostumbraba a venir con su madre a comprar, “y nada ha cambiado. Adentro del mercado los vendedores tienen los alimentos refrigerados pero más caros; afuera están a la intemperie y más económico, ya tengo 50 años y aún no me he enfermado”.
Otro consumidor fue más directo al decir: “lo que no te mata, te engorda. Cuando llego a la casa lavo bien lo que compro en el mercado”.
Pedro Vera, manifestó que generalmente las personas que compran afuera del mercado, y tienen años frecuentando este sitio, “ellos saben, cuando algo está fresco, o tiene mucho tiempo”.
Luis Díaz, afirma que la mayoría de los expendedores que están ubicados cerca del mercado, compran sus productos el mismo día, luego lo revenden, “son muy poco los que guardan mercancía, como carne, pescado, cochino y pollo para el siguiente día”.
Un mundo distinto
“La zona comercial de San Félix, no se compara con los alrededores del mercado municipal, todo ordenado, calles limpias, buhoneros organizados, sin embargo, cuando pasas a la periferia del mercado, el ambiente se torna denso y diferente.
Las adyacencias de Víveres Salamos, calle Bolívar y calle Páez, a un lado de la Unidad Educativa Nacional José Félix Rivas, toda la zona se halla inundada de agua, la gente camina en un lodazal y los vendedores conviven con los malos olores.
Miembros del Distrito Sanitario Número 2, al igual, que las autoridades de Higiene de los alimentos de la alcaldía de Caroní, conoce de la situación que se vive a diario en dicho suburbio comercial, en donde las condiciones precarias son de alto riesgo.
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