A días de que el Parlamento vote la segunda subida del salario mínimo en 15 meses, la ministra chilena de Trabajo y Previsión Social, Jeannette Jara, dijo en una entrevista con EFE que su mayor desafío «está por venir, con la reforma de pensiones» y el fin de las aseguradoras privadas de fondos, un compromiso gubernamental que «sigue intacto».
«Siempre se conversa de la industria de las administradoras de fondos de pensiones (AFP), del mercado de valores, de las utilidades, pero poco de cómo viven las personas jubiladas en este país», señaló Jara (1974) sobre el giro que quiere dar a las negociaciones entre empresarios, trabajadores y Gobierno.
Implantado por la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1980), el sistema previsional chileno se basa en la capitalización individual gracias al aporte mensual de un 10 % del sueldo de los empleados a una cuenta personal disponible solo cuando llegan a la jubilación y tutelada por las AFP, que invierten esos ahorros en los mercados y obtienen beneficios millonarios, cercanos al 8 % del PIB.
«La industria de las AFP ha hecho un lobby importante para mantener sus privilegios y negocios a costa de seis millones de cotizantes», criticó la ministra.
No obstante, se mostró esperanzada porque, dijo, «hay cierto consenso» para cambiar el modelo: «Los parlamentarios, que son quienes votarán el proyecto, manifestaron reiteradamente que no necesariamente están a favor de una determinada industria, sino de subir las pensiones», indicó.
La propuesta del presidente izquierdista Gabriel Boric, anunciada en noviembre, apunta hacia la creación de un sistema mixto, con un aumento de la cotización hasta el 16 % a cargo del empleador y la posibilidad de que el Estado gestione los fondos, aunque existan otros gestores de inversión privados.
«DERRIBAR LOS PREJUICIOS ANTICOMUNISTAS»
Jara, militante del Partido Comunista desde los 15 años, se encuentra entre los miembros del gabinete mejor valorados, con un 66 % de aprobación en el último sondeo de Cadem.
En poco más de un año, ha concretado dos de las principales promesas de campaña del presidente: la reducción de la jornada laboral de 45 a 40 horas, como recomienda la Organización Internacional del Trabajo (OIT), y un histórico aumento del salario mínimo que, previsiblemente, se votará a fin de mes, para llegar a los 500.000 pesos (unos 580 euros de hoy) en julio de 2024, uno de los montos más altos de la región.
No es la primera vez que la ministra ostenta un cargo de Gobierno: durante la segunda administración de Michelle Bachelet (2014-2018) fue subsecretaria de Previsión Social.
También pasó por el mundo sindical, como dirigente del Servicio de Impuestos Internos (SII), donde trabajó entre 1999 y 2016: «Los cambios se construyen con los movimientos sociales y con la ciudadanía, es parte del sello del Gobierno», enfatizó.
Lo más «complejo», reconoció, ha sido «derribar los prejuicios anticomunistas» instalados en su contra por encabezar la cartera de Trabajo que, desde 1973, año del golpe militar en Chile, nunca más fue encabezada por un comunista.
Sin embargo, sus relaciones tejidas con trabajadores y empresarios durante la etapa como subsecretaria le permitieron «despejar» todas las dudas.
Una de las claves de sus conquistas, que -recalcó- «son colectivas», es su disposición al diálogo abierto con todos los sectores, incluso los considerados antagónicos o los más radicales.
«Estamos disponibles para dialogar con todos, pero -lamentablemente- la extrema derecha se ha opuesto a todas las iniciativas», sostuvo, consciente del protagonismo que el ultraderechista Partido Republicano adquirió tras las elecciones constituyentes del 7 de mayo, cuando se hizo con el control del órgano que redactará la nueva Constitución, con 23 de 51 escaños.
¿CANDIDATA A LA MONEDA?
A pesar de los débiles resultados del oficialismo en los comicios constituyentes (16 escaños), Jara aseguró que «no habrá renuncias» en el programa de Gobierno, aunque admitió «se requieren mayorías para aprobarlo».
«Hay que reflexionar sobre si las propuestas de orden testimonial le sirven o no a la ciudadanía, porque hay un camino del medio donde ejecutar cambios con mayorías parlamentarias», añadió la ministra, que integra el núcleo duro en el que se toman las decisiones de calado en el Palacio de La Moneda.
Otros planes que Jara tiene en materia laboral pasan por fortalecer el empleo, la inserción de las mujeres y la negociación colectiva sectorial, uno de los grandes pendientes en este ámbito.
Sobre su futuro, es tajante y, por mucho que crezca su valoración ciudadana, descarta la posibilidad de escalar posiciones para ser candidata a La Moneda en 2025: «De ninguna manera, cancelado. No».
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