Madrid, España. La selección española celebra este viernes los cien años de vida, un siglo que comenzó en los Juegos Olímpicos de Amberes y que vivió sus momentos más estelares después de que Luis Aragonés la bautizara como la Roja y, al amparo de un estilo reconocible que encandiló al mundo, el ‘tiki-taka’, enlazara dos Eurocopas en 2008 y 2012 y el Mundial de Sudáfrica 2010.
El 28 de agosto de 1920 tuvo lugar el primer partido oficial de aquella selección olímpica que había recibido luz verde en mayo por parte de la Federación Española, que designó un comité técnico integrado por Francisco Bru, como director técnico, José Berraondo y Julián Ruete.
El encuentro se jugó en el estadio La Butte de Bruselas ante unos 3.000 espectadores. El primer once lo integraron Zamora, Otero, Arrate, Samitier, Belauste, Equiazabal Pagaza, Sesumaga, Patricio, Acedo y Pichichi, un 2-3-5 clásico de la época. España vistió con camiseta roja, pantalón blanco, medias negras y un león bordado en el pecho.
Dinamarca fue el oponente, era un rival poderoso, uno de los favoritos, en su condición de subcampeón en 1908 y 1912. Patricio Arabolaza, a los 54 minutos, logró el primer tanto de la historia y selló el triunfo gracias también a la magnífica actuación bajo palos de Ricardo Zamora, que frenó las acometidas nórdicas.
La victoria fue celebrada a lo grande y España lo pagó al día siguiente, ante los anfitriones belgas, que vencieron por 3-1 y apartaron al cuadro de Bru de la lucha por el oro.
La repesca, ante Suecia, pasó a los anales por tratarse del choque en el que el capitán José María Belauste lanzó su recordado grito al debutante Sabino Bilbao cuando esté iba a enviar un golpe franco: «A mí el pelotón, que los arrollo». Cumplió, empató el choque y Domingo Gómez-Acedo selló el 2-1.
Félix Sesúmaga firmó los dos tantos de la posterior victoria sobre Italia (2-0) y repitió un doblete para, junto a una diana de Rafael Moreno ‘Pichichi’, establecer el 3-1 sobre Países Bajos que otorgó la plata al conjunto que se ganó el apelativo de ‘la Furia Roja’.
Fue el origen de la selección y su primer gran éxito, que no tuvo refrendo en los siguientes grandes acontecimientos deportivos. De hecho se perdió todos hasta el Mundial de Italia’34, un año después de que lograra establecer un récord que aún permanece con su victoria más amplia, ante Bulgaria, a la que derrotó por 13-0 el 21 de mayo de 1933 con seis goles del gallego Eduardo González ‘Chacho’, otra marca que continúa vigente.
Hubo de esperarse hasta el Mundial de Brasil’50 para que la selección española, entonces dirigida por Guillermo Eizaguirre, fuera protagonista de verdad. Fue el torneo del gol de Telmo Zarra ante Inglaterra en el Maracaná de Río de Janeiro. España concluyó cuarta tras jugar la liguilla final.
Tras perderse los mundiales de Suiza’54 y Suecia’58, la creación de la Eurocopa alimentó nuevas esperanzas y otras opciones competitivas para un fútbol que ya contaba con grandes figuras, como fue ratificado con la victoria en la segunda edición del torneo continental.
Tras fracasar en el Mundial de Chile’62 con el denominado ‘equipo de la ONU’ por la gran cantidad de nacionalizados, España alzó su primera gran trofeo en la Eurocopa de 1964, cuya fase final tuvo lugar en Madrid.
En el estadio Santiago Bernabéu como escenario, el equipo de José Villalonga, que había superado a Hungría (2-1) tras la prórroga gracias a un gol de Amancio Amaro, alcanzó la gloria el 21 de junio ante la poderosa Unión Soviética.
El gol de Marcelino, de cabeza, a seis minutos del final, es otro de los tantos para la eternidad, pero también debe serlo el de Pereda, que abrió aquel encuentro.
El título continental volvió a quedarse en eso. No encontró continuidad. El Mundial de Inglaterra’66 comenzó a marcar un periodo de decaimiento. Una travesía del desierto en el que las a priori grandes plantillas no encontraron recompensa alguna.
La decepcionante actuación en el Mundial de España’82 dio paso a uno de los pocos ‘brotes verdes’ durante años. Tras el mítico 12-1 a Malta en el Benito Villamarín, con el gol final de Juan Señor, consiguió el subcampeonato en la Eurocopa de Francia’84 (cayó en la final ante la anfitriona), ya con Miguel Muñoz en el banquillo, que devolvió a la selección cierto protagonismo, con los cuartos de final en el Mundial de México’86.
No obstante, dicha ronda se convirtió en un obstáculo insalvable en las siguientes grandes citas. Se hizo famosa la frase ‘se jugó como nunca y se perdió como siempre’. Hasta que al amparo de una generación dorada, inolvidable, guiada por Luis Aragonés, marcada por un estilo de juego fundamentado en el balón, combinativo, bautizado como ‘tiki-taka’, con Xavi Hernández y Andrés Iniesta como grandes exponentes, la selección española vivió sus mejores tiempos.
Alcanzó un hito histórico al enlazar las Eurocopas de Austria/Suiza 2008, con el gol de Fernando Torres ante Alemania en la final, y Polonia/Ucrania 2012, con una exhibición ante Italia en Kiev, y el Mundial de Sudáfrica 2010, estos dos últimos torneos ya con Vicente del Bosque en el banquillo.
Fue la mejor selección del mundo sin duda. Marcó la pauta en el planeta. Unánimemente reconocida. Los años de penurias pasaron a ser años de gloria, pero esta acabó en el Mundial de Brasil 2014 desde que cayó ante Holanda (1-5), precisamente el rival de la final en la que con una increíble parada de Iker Casillas a Arjen Robben y con un gol de Andrés Iniesta en el minuto 116 se coronó en el Soccer City de Johannesburgo el 11 de julio de 2010.
A partir de ahí, con la partida paulatina de aquella generación, España ha vuelto a la discreción en cuanto a resultados en las grandes competiciones.
En Brasil no superó la primera fase, y en la Euro de Francia 2016 y en el Mundial de Rusia 2018 se quedó en octavos de final, lejos de reverdecer los mejores tiempos.
Ahora, con Luis Enrique Martínez en su segunda etapa al frente del equipo nacional, tratará de enderezar el camino, con un conjunto notablemente renovado, en busca del protagonismo perdido.
EFE noticias
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