«Monos» lleva al cine la crudeza de la guerra en la retaguardia

"Me parecía interesante contar una guerra desde la retaguardia, muchas veces ves la guerra desde las primeras filas, de una manera romántica y ante todo bélica. Más bien aquí tienes muchos tiempos muertos, donde estás en la retaguardia de una guerra", afirmó Landes en una entrevista con Efe en Bogotá

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Bogotá.- Un grupo de adolescentes que hacen parte de un grupo armado criminal, un páramo y una selva fueron los elementos por los que apostó el colombo-ecuatoriano Alejandro Landes para contar la crudeza de la guerra «desde la retaguardia» en «Monos», la película que ganó el premio especial del jurado del Festival de Sundance 2019.

«Me parecía interesante contar una guerra desde la retaguardia, muchas veces ves la guerra desde las primeras filas, de una manera romántica y ante todo bélica. Más bien aquí tienes muchos tiempos muertos, donde estás en la retaguardia de una guerra», afirmó Landes en una entrevista con Efe en Bogotá.

Para conseguirlo Landes realizó una reinterpretación de «El Señor de las Moscas» a través de la historia de una ingeniera estadounidense (Julianne Nicholson), que está secuestrada y es cuidada por un grupo de guerrilleros adolescentes que tienen el objetivo de mantenerla en cautiverio.

Sin embargo, confiesa el director en una entrevista con Efe en Bogotá, la película busca contar la guerra «con todos los matices que tiene un acto violento», tanto para la víctima como para el victimario, y las vivencias de sus personajes que tienen dos conflictos: «el interno y el externo».

«En la película no existen ni blancos ni negros, no hay ni buenos ni malos, lo que hay es una exploración de matices de grises donde la víctima se vuelve victimario y vemos la consecuencia de la violencia sobre el mismo victimario. No es una violencia como espectáculo», afirma Landes.

Secuestro, rehén y soldados

Es por ello que el cineasta manifiesta que «la película nace de algo real: desde el principio del conflicto existe el concepto del rehén, el secuestro en la guerra y muchas veces en este caso el soldado más raso es el que tiene que cuidar al rehén todos los días y esos soldados rasos son chicos».

«Me parecía atractiva la idea de hacer una película de guerra. Estamos viviendo un momento muy polarizado y muy conflictivo en el mundo, de gran disparidad de ideas, de riqueza. Y Navegar eso a través de esa bruma de guerra, porque en los conflictos de hoy en día no están tan dibujadas las líneas, están tan fragmentadas y son conflictos muy largos que parece que no terminan», añade.

Esa es la mirada que Landes le dio a la película y lo hizo con adolescentes, que están viviendo un momento de vida que es «conflictivo» porque «te cambia el cuerpo, la voz, te salen pelos, quieres pertenecer, quieres estar solo».

«Todas estas cosas me llevan a armar una película que sirve de alguna manera de espejo de nosotros mismos», comenta.

Los elegidos

A excepción de Nicholson y de Moisés Arias, reconocido por su papel de Rico en la serie estadounidense Hannah Montana, el resto de los protagonistas son jóvenes que debutaron en el cine con esta película.

«Me pareció interesante usar gente joven, de esta manera puedes hablar sobre el futuro porque la película no denunció sino que hace preguntas sobre nosotros como especie social, porque somos animales sociales, animales políticos y es pues ver hacia dónde vamos y es una pregunta para hacer cuando el personaje tiene 13, 15 o 17 años», detalla.

Los ocho adolescentes fueron elegidos entre más de 800 y con ellos Landes convivió durante más de cinco semanas para lograr crear una «manada» y que eso se viera reflejado en la pantalla.

«Los llegué a conocer profundamente porque viví con ellos cinco semanas en una situación de máxima convivencia antes de disparar el primer fotograma. Ellos comían, dormían, se bañaban en el mismo lugar y eso logró crear esa hermandad que es la protagonista de fondo de la película, esa manada», dice.

Muchos de esos lugares tenían condiciones «extremas», como es el caso de los cañones del río Samaná, en el departamento de Antioquia (noroeste), donde convivieron en la selva porque la idea era «vivir y abordar esos lugares».

1 galardón y 11 más

Además del galardón que consiguió en Sundance, «Monos» ha recibido once premios más entre los que sobresalen el del público del Festival Internacional de Cine de Cartagena (Ficci) y a mejor ficción del Festival de Cine Latinoamericano de Toulouse.

En opinión de Landes, el largometraje, que será estrenado en Colombia el próximo 15 de agosto, ha encontrado «tanta distribución y espacios en distintos países» porque «toca la fibra de algo universal» como la guerra.

«El cine trafica emociones. En esta manada nos podemos ver reflejados, por grupos que teníamos en el colegio o la universidad», acota el también director de «Porfirio» (2011).

Es por ello que considera que su reto como cineasta «es seguir explorando maneras de cómo contar el tiempo, el espacio y las emociones» y ahí valoró lo que está ocurriendo con la industria cinematográfica del país, que en 2016 llegó a los premios Oscar con la película «El Abrazo de la Serpiente», de Ciro Guerra.

«Me emociona lo que está pasando en Colombia, creo hay energía, ganas y hay cada vez mayor respaldo. Está difícil que el público colombiano todavía siga suspicaz de ir a la taquilla a ver cine colombiano y es algo que tenemos que cambiar, es algo que tiene que nacer de parte de los realizadores pero también de parte del público», concluye.

Jorge Gil Ángel. EFE

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