Caracas.- La directora de la ONG Acción Por Venezuela, Marisela Castillo, presentó este miércoles, 10 de noviembre, un resumen del trabajo que vienen realizando desde el Observatorio Venezolano de la Mujer Rural, un programa que busca monitorear, documentar y difundir información sobre la mujer rural venezolana.

A través de las cámaras de Vivo Play, Castillo aseveró que la mujer venezolana está altamente marginada, sin acceso a servicios básicos, esto como consecuencia de la severa crisis que atraviesa el país.

«Si ya las principales ciudades están en una situación complicada, imaginen lo que queda para la ruralidad en Venezuela», señaló la entrevistada, dando paso a los problemas detectados.

“Inseguridad, falta de transporte; las mujeres en zonas rurales están completamente aisladas, y por supuesto la escasez de alimentos. Más del 80 % de mujeres, entre julio y agosto de este año, decían que no han recibido ninguna dosis de las vacunas para el Covid-19”, mencionó.

El sueño de la educación

Otro de los hallazgos mencionados por Marisela Castillo es en relación a la falta de acceso a una educación de calidad. “Esto es uno de los derechos de las mujeres, que se trasladan a sus hijos, que no tienen y se ha intensificado con la pandemia”.

“Los hogares rurales no tienen acceso a Internet, no tienen acceso a una computadora. Y estamos en un contexto pandemia, donde las instituciones educativas cerraron y nos dijeron que la forma nueva de asistir a clases es online o a distancia, esto en la Venezuela rural no es posible, no fue posible”, sostuvo.

Destacó que casi 90 % de los hogares rurales no tienen acceso a Internet ni a una computadora.

A juicio de Castillo este dato se hace relevante, al punto que hizo un llamado a la sociedad, al Estado, a la empresa privada y a los tomadores de decisiones, a que tomen cartas en el asunto sobre la educación en Venezuela, pero sobretodo en la Venezuela rural.

En contexto

El Observatorio Venezolano de la Mujer Rural nació en la organización Acción Por Venezuela, que tiene más de cinco años trabajando en la zona rural de Turbe, en el municipio El Hatillo, a escasos metros de Caracas.

La intención de este trabajo, según explica su propia directora, es arrojar “luz” y traducir las condiciones de la mujer rural venezolana, para que se puedan tomar acciones que ayuden a contribuir en la solución de este problema.

El programa busca realizar un diagnóstico sobre las mujeres venezolanas rurales sobre acceso a servicios básicos, salud y derechos reproductivos, higiene menstrual, trabajo remunerado y no remunerado, y bancarización.

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