Róterdam (Holanda)- El puerto de Róterdam, el mayor embarcadero de Europa, se expande mientras combate varios frentes: el narcotráfico procedente de Sudamérica, la incertidumbre fronteriza de un «brexit» que no acaba de llegar y la trata de personas en contenedores marítimos.

El rendimiento en el embarcadero sigue en auge, según las cifras oficiales del tercer trimestre de 2019, durante el cual se manejaron 112,4 millones de toneladas de bienes. Esto hace que, hasta octubre, hayan pasado por el puerto 353,5 millones de toneladas de productos, principalmente contenedores, crudo, gas y biomasa.

«Mucha verdura y fruta fresca llega de todas partes del mundo, como Sudamérica y Sudáfrica. Se desempacan y se vuelven a empaquetar en cantidades más pequeñas, y después se ponen en la nevera o se congelan para su distribución en Europa», explica a Efe el portavoz del puerto, Leon Willems.

El rendimiento este año ya es un 1 % más que en 2018, pero al director general de la Autoridad del Puerto (HbR), Allard Castelein, le preocupa que «la relación entre los grandes bloques comerciales del mundo siga siendo tensa, al igual que la continua incertidumbre sobre la introducción de las tasas comerciales después del ‘brexit'» o salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE).

Si el «brexit» es efectivo, el Reino Unido se convierte en un «tercer país», lo que le exige pasar controles fronterizos y sanitarios, algo que el Gobierno holandés ya ha notificado a los proveedores logísticos, comunicándoles las inspecciones a las que serán sometidos antes de que su mercancía sea autorizada para su transporte, detalla Willems.

Más de 600.000 camiones pasan cada año por Róterdam transportando unos 54 millones de toneladas de mercancías desde y hacia el Reino Unido. Previendo el caos, las compañías, en especial las británicas, han almacenado la mayor cantidad posible de productos, ahora que siguen dentro de la unión aduanera.

Según ha podido comprobar Efe, el centro de almacenamiento está totalmente lleno, no solo por productos de empresas británicas sino asiáticos y estadounidenses que antes tenían su almacén en el Reino Unido. Se prevé que el despacho de mercancías se demore más de lo habitual tras el «brexit», aplazado de nuevo hasta el 31 de enero.

Mientras se resuelve la incógnita de la salida del Reino Unido de la UE, las autoridades municipales intentan atajar el otro gran problema del puerto: el narcotráfico. Más de un 25 % de la cocaína que entra a Europa ingresa a través de Róterdam, procedente de América del Sur.

Según una investigación encargada por la Policía, Aduanas, Fiscalía y el municipio, solo se verifica una pequeña proporción de los 7,5 millones de contenedores que pasan por Róterdam cada año: 40.000 pasan por un escáner y únicamente 6.500 se abren durante un chequeo.

Desde Brasil, Venezuela y las islas del Caribe, por ejemplo, los narcotraficantes ocultan la droga entre cargas de frutas y verduras porque los contenedores con estos alimentos pasan más rápido el chequeo, el riesgo de descomposición.

Y para poder recuperar la droga de un contenedor, confirmó a Efe el alcalde de Róterdam, Ahmed Aboutaleb, los delincuentes recurren a personal portuario sobornado que indica dónde está el contenedor con la droga, pero también avisa sobre cómo eludir los controles.

Como respuesta a esta situación, el regidor ha negociado con sus homólogos en Colombia y Curasao la posible instalación allí de puestos de avanzada para tener una mejor visión del comercio internacional de cocaína. «Debemos levantar muros e incrementar las penas. Nadie entra en una casa bien protegida», dijo.

La Agencia Europea de Monitoreo de Drogas estima que 3,5 millones de europeos han usado cocaína en el último año, en total unos 120.000 kilos.

Su comercio sale muy rentable a los narcotraficantes: un kilo cuesta unos 3.000 euros en Sudamérica, el precio mayorista en Europa aumenta a 25.000 euros, y en la calle sube a más de 100.000 euros, según cifras que manejan las autoridades holandesas.

Es difícil calcular la cantidad exacta de droga que pasa por Róterdam, pero se sabe que va en aumento: el año pasado se incautó un récord de 18.947 kilos, ocultos en 109 contenedores.

En lo que va de año, ya se han interceptado varios cargamentos: en septiembre, se descubrieron 1.500 kilos de cocaína procedente de Colombia ocultos entre plátanos. En agosto, dos cargas que sumaban 3.000 kilos llegaron desde Costa Rica.

Además del narcotráfico, las autoridades portuarias también vigilan la trata de personas y la inmigración ilegal hacia el Reino Unido. El año pasado, las autoridades holandesas arrestaron a 1.371 personas que iban en remolques y contenedores, 427 más que el año anterior. Eran mayormente albaneses, según Aboutaleb.

En los primeros 5 meses de este año, la Policía ya ha localizado a 580 polizones y posibles víctimas de trata en los camiones, una cuestión que vuelve a los focos después de que 39 migrantes aparecieran muertos en un camión frigorífico de Essex (este de Inglaterra) el pasado 23 de octubre.

Imane Rachidi EFE

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