Bogotá.-Martín, de apenas seis meses, abandona los brazos de su padre y, en medio de la luz tenue de un espacio decorado como si fuera el firmamento, avanza y se sumerge en un ambiente en el que sus sentidos se activan para desarrollar sus capacidades artísticas, lingüísticas, cognitivas, motrices y sociales. Esa es la apuesta de Nidos, un programa que tiene como objetivo aportar al desarrollo integral de los niños a través de la garantía de sus derechos culturales.

Aparejado a ese fin también se busca que personas como Wilson Espitia -el papá de Martín- participen más en la crianza y cuidado de los niños.

En este proceso, igualmente, están los docentes y otras personas que hacen parte de la cotidianidad de los niños, como abuelos, tíos y hermanos, entre otros.

«El Programa Nidos tiene como objetivo aportar al desarrollo integral de los niños y niñas entre los 0 y 5 años a través de la garantía de sus derechos culturales», explicó Liliana Martín, encargada de esta iniciativa de la Alcaldía de Bogotá que desarrolla el Instituto Distrital de las Artes (Idartes).

Arte y cuidado de la mano

«A mí me ha servido mucho estar en estos espacios porque me permite acercarme más a mi bebé, a compartir más con él, a ser más partícipe de la crianza y cuidado del niño», expresa a Efe Espitia que se las arregla para disponer del tiempo para esta cita que normalmente es una vez por semana en Suba, un populoso sector de Bogotá.

Allí, padres, madres y niños, guiados por gestores culturales, desarrollan actividades en las que los pequeños se mueven libremente en el espacio en donde pueden encontrar tizas para pintar y papel picado, entre otros elementos.

«La experiencia va más allá de la plastilina y de los juguetes convencionales», dice Martín quien destaca que al disponer de otras alternativas los papás y los niños tienen otras «sensaciones y desarrollan sus sentidos».

Valora, además, que en Nidos se da la posibilidad «de que los niños tengan acceso a lenguajes diversos como la música y sonidos de otros lugares que puedan explorar con materias que de alguna manera son innovadoras».

Recuerda que en diferentes puntos de la ciudad se han dispuesto 18 laboratorios en los que cualquier persona «cuidadora de niños» puede ser parte de las jornadas y que en cada una de ellas las temáticas que se desarrollan son diferentes pero siempre enfocadas en lo artístico y cultural.

«Primero traía a mi hermanita y ahora que soy mamá -de Martín- venimos en familia a los laboratorios. A nosotros nos ha servido para compartir, para unirnos como familia y para apoyarnos mutuamente en los cuidados del bebé», relata a Efe Lina González.

Más allá de las dotes artísticas que pueda desarrollar su hijo ella valora que «se está creando familia, hay espacios nuevos para todos con actividades nuevas. Eso es una ganancia de vida y permite otros desarrollos en otros campos como la socialización de los niños y de los padres».

La experiencia que se vive en la localidad de Suba se replica en la ciudad en donde se potencia que los hombres asuman papeles que no son tradicionales en la crianza y cuidado de sus hijos.

«Lo que estamos consiguiendo es que se amplíen los horizontes y se entienda que «la maternidad y la crianza no es solo de un rol materno, sino también de un rol paterno y que cuando un padre descubre la importancia y el valor que tiene su ejercicio en la crianza en el cuidado de los niños y las niñas es un padre más involucrado», destaca Martín.

Niños, los más beneficiados

Otro que le saca «jugo» a los talleres desarrollados en los laboratorios de Nidos son Yury Cañón y Rafael Vásquez, quienes han descubierto que Juan Felipe, su hijo, es más curioso de lo que ellos mismos pensaban.

«A medida que hemos estado en los laboratorios nos hemos dado cuenta de que Juan es muy curioso, todos los niños son curiosos por naturaleza, pero él lo es más», apunta Cañón, que siente que los «talleres me dan otro aire, otra forma de ver la vida no solo como mamá, sino como persona porque hago cosas nuevas, diferentes que nos benefician a todos».

Vásquez, por su lado, recalca que particularmente él, al igual que su hijo, han ido descubriendo colores, figuras de las que «no tenía ni idea y con esos creamos dinámicas familiares para desarrollar ideas con el fin de hacerle más amena la vida al niño».

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