Tegucigalpa.- Cerca de dos millones de niños y jóvenes están fuera de las aulas en Honduras, donde la pobreza y los problemas de acceso a la tecnología han causado un atraso en su aprendizaje y una exclusión escolar, dijo este lunes el experto en Educación Mario Alas.
«Antes de la pandemia ya había más de 900.000 menores fuera del sistema educativo y, si consideramos que 500.000 se retiraron por completo (de las aulas) y otros 500.000 se conectaban de vez en cuando, tenemos casi dos millones de desconectados», señaló Alas.
Sin embargo, el experto señaló que las cifras reales se conocerán hasta que la Secretaría de Educación comience el proceso de matrícula para estudiantes del sistema público para el año escolar 2022.
Exclusión escolar
Solo el 16,5 % de los hogares hondureños tiene una computadora y el 39,4 % posee acceso a internet en su casa, según cifras del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), citadas en una «Propuesta de fortalecimiento educativo por Honduras» elaborada por universidades del país y la Asociación para una Sociedad más Justa (ASJ).
El 37,8 % de los estudiantes ha estado en comunicación con sus profesores a través de la tecnología, por lo que el 62,8 % ha estado excluido, añade el documento.
Estas cifras se han visto «agravadas» por la pandemia en el país centroamericano, de 9,5 millones de habitantes, donde la alta tasa de pobreza, que al cierre de 2021 podría superar el 70 %, es la principal causa de la exclusión escolar, señala la propuesta presentada recientemente a las autoridades educativas del país.
En medio de la emergencia sanitaria por la COVID-19, las autoridades hondureñas han intentado superar la brecha tecnológica con medios como WhatsApp, radio y televisión, pero los resultados no han sido los esperados debido a que los niños más vulnerables no tienen señal de cable o no disponen de un televisor o un radio en casa.
Llamado de atención
Alas indicó que esta situación debe llamar la atención de todos los sectores del país para «priorizar» el sector educativo y establecer las condiciones que permitan el regreso gradual a clases presenciales, la incorporación de los niños y jóvenes excluidos y la transformación del sistema.
En su opinión, las autoridades educativas deben trabajar en un «proceso de nivelación» para tratar de recuperar el nivel educativo perdido.
«Los niños van a necesitar un proceso de readaptación social, nivelación académica y atención emocional. Es importante que el reinicio (de clases) no sea solo abrir las aulas», subrayó Alas.
El también coordinador del Observatorio de la Educación de la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán afirmó que «de nada sirve» abrir las aulas para retomar las clases de forma semipresencial, si los niños no cuentan con cuadernos de trabajo.
«Si lo único que van hacer es abrir las aulas para que los niños vayan a copiar lo que el maestro escriba en el pizarrón, no vamos avanzar mucho, será un proceso de reactivar el sistema, pero con aprendizaje mínimo», enfatizó.
Atraso educativo
La exclusión del sistema educativo y las limitaciones en la enseñanza suponen «circunstancias difíciles para recuperar los aprendizajes y mejorar los rendimientos», lo que representa «décadas de atraso escolar si no se realizan los correctivos que amerita el sistema para remediar, nivelar y avanzar de mejor manera en los procesos educativos», señala la propuesta de las universidades.
«En todo el mundo ha habido retrocesos en indicadores claves: matricula y aprendizaje, pero en el caso de Honduras es grave, porque nos autoengañamos con una educación virtual dos años cuando sabemos que menos del 40 % de las familias tiene acceso a internet», destacó Alas.
Garantizar el retorno de los niños y jóvenes a las aulas es el principal desafío en materia educativa que tendrá el nuevo Gobierno, que encabezará Xiomara Castro, y para ello tendrá que invertir en cuadernos de trabajo y merienda, acotó Alas.
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