Notas Pediátricas.-Desnutrición en el niño y su desarrollo psicológico.

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La desnutrición que se manifiesta en nuestra población infantil y que de una forma u otra es endémica, sobre todo en los estratos sociales de menos recursos económicos, actualmente ha sufrido un incremento, secundario a la crisis económica que está viviendo nuestro país. La desnutrición proteico calórica es una condición patológica sistémica debida a una inadecuada ingestión o falta de aprovechamiento de nutrientes esenciales para cubrir los requerimientos biológicos del niño, que tiene diversas expresiones y que es inespecífica y potencialmente reversible, si actuamos a tiempo con una adecuada interpretación de la situación, educación y asistencia  a la población que la padece o que están en mayor riesgo a padecerla.

Existen dos tipos de desnutrición, la desnutrición leve donde las manifestaciones clínicas son más de interpretación de la experiencia del Pediatra y algunos parámetros cuantitativos considerados, expresan lo que estamos presumiendo (panículo subcutáneo delgado, pelo ralo, retardo peso-talla) y la desnutrición grave, llamada “Síndrome Pluricarencial o Kwashiorkor” que generalmente aparece en mayores de seis meses aunque actualmente es más frecuente verla en menores de esta edad, caracterizado por déficit importante de crecimiento y desarrollo psicológico,apatía,edema(hinchazón),lesiones pelagroides de la piel, alteraciones del cabello, alteraciones del tracto digestivo(diarreas frecuentes), y que se presentan en niños que han sido alimentados por dietas muy pobres en proteínas(poca o nula ingesta de leche, carnes, pescado y pollo) y sobrecargadas de carbohidratos(ejemplo atoles con poca o nula presencia de la leche en su composición).

La alteración del psiquismo constituye uno de los más frecuentes signos presentados después del retardo del crecimiento físico. En la primera etapa o de “apatía intensa” observamos a un niño con indiferencia absoluta, apatía intensa a todo estimulo externo, con carácter irritable brevemente cuando se altera su posición, llanto débil y quejumbroso, con una expresión facial con “cara de hambre” con parpados semicerrados,con rasgos de ansiedad y de profunda tristeza. Es frecuente el rechazo a los alimentos (alrededor del 50%), pero después de algunos días y debido a la perseverancia del cuidador el apetito aumenta y puede ser voraz. La sociabilidad y el juego son nulos y el sueño no siempre es profundo.

En la segunda etapa de su lenta recuperación corresponde a la “receptividad pasiva”, donde el niño acepta aproximaciones sensoriales, comienza en esta etapa la descamación de la piel pelagroide, donde permanece largos ratos rascándose y hasta ingiriendo la piel descamada que toma en sus manos. El apetito mejora e inicia con más adaptación algunos hábitos tales como baño, vestido. Mejora la sociabilización.

En la tercera etapa de “receptividad activa”, que ocurre más o menos entre la tercera a sexta semana del inicio de su recuperación, el niño reacciona  a los acontecimientos ambientales de una manera más adaptativa, ya hay mayor ajuste entre su actividad aumentada y el ambiente, toma los juguetes y se entretiene lentamente con ellos. La irritabilidad es menor, pero todavía su expresión facial es dura, con seriedad y tristeza, pero todavía no participa en juegos de grupos de niños. Los hábitos mejoran pero aún no controla esfínteres.

La cuarta etapa o de “recuperación franca”, transcurre entre la 7ma a la 12ma semana. Con ligeras variables y dificultades el niño ya se incorpora con todas sus facultades a su vida diaria, las actividades son placenteras y la risa franca como rasgo típico de esta etapa del ser humano. El área más afectada es la del lenguaje. Los progresos sociales son evidentes y participa en juegos en grupo con alegría.

La desnutrición por si sola en los primeros años de la vida, es siempre causa de retardo mental en diversos grados. Los niveles de inteligencia alcanzados se distribuyeron en un estudio de la siguiente manera: 51% “educables”,36% “entrenables” y 3% con “necesidad de custodia”.

En conclusión, el hambre provoca alteraciones del psiquismo produciendo efectos negativos en el cerebro de los niños desnutridos, en combinación con otros factores socioculturales y ambientales, lo que de alguna forma repercutirá negativamente en su crecimiento y desarrollo subsecuente en las siguientes etapas que llevan hacia la pubertad, adolescencia y adultez.-

 

Hasta la próxima.-

Dr. Hugo Lezama Hernández.

Pediatra Puericultor.Egresado de Universidad de Oriente(UDO).-

Miembro de la Sociedad Venezolana de Puericultura y Pediatria,Filial Bolivar.-

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