Notas Pediátricas. El niño, la computadora y el celular

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“Temo el día en que la tecnología sobrepase nuestra humanidad; el mundo solo tendrá una generación de idiotas”. Albert Einstein

Los avances de la tecnología ponen a nuestro alcance instrumentos que nos acompañan y ayudan en nuestro quehacer diario. Desde el punto de vista de la educación el uso que hacen nuestros hijos de la computadora personal y el no menos indispensable celular abre muchas posibilidades educativas.

Estos dispositivos de alta tecnología han producido un impacto importante en nuestra sociedad, por ello debemos aprender a hacer un uso racional de ello, el uso indiscriminado e irracional nos convierte en unos esclavos y afectan nuestras relaciones interpersonales y familiares.

Es importante y necesario que todas las escuelas cuenten con aulas equipadas con computadoras para que los alumnos aprendan las diferentes posibilidades de esta nueva ciencia.

La escuela debe orientar a los niños a utilizarlas para que aprendan más cosas, para escribir mejor, para resolver problemas que ellos mismos o la computadora han planteado. Deben ser ellos quienes dirijan a las computadoras y no al revés. Al igual, el uso del celular en forma indiscriminada, al final produce aislamiento del niño y trastorno en su capacidad de resolución de problemas por él mismo.

De todas formas, también hay que señalar que como todas las cosas, su uso excesivo y no controlado genera problemas. Un celular o una computadora personal nunca debe sustituir la compañía, el diálogo  y las relaciones personales de un niño con sus padres, familiares y amigos. Si estos dispositivos del avance tecnológico  generan un aislamiento excesivo, puede producir una cierta dependencia negativa. La exposición prolongada a una pantalla produce cansancio visual y mental, que no conviene aumentar.

Un aparato nunca debe absolver totalmente el tiempo libre de un niño. El objeto por sí mismo no crea la adicción, debemos buscar el origen del problema en otra parte, hurgar en su vida cotidiana, como son sus relaciones interpersonales que prefiere encerrarse en su computadora o celular. Las preguntas obligadas ante tal aislamiento son: ¿Por qué no hace otra cosa?, ¿Qué otras posibilidades y alternativas tiene?, ¿Cómo es su mundo de relaciones personales?.

Si el niño tiene un espacio y un tiempo para jugar, para relacionarse con los otros niños y con el resto de la gente, para estar consigo mismo, para leer, para ver la televisión, para hablar, para estar al aire libre, en conclusión, si su vida diaria esta equilibrada, entonces la computadora y el celular serán instrumentos fantásticos que le ayudaran a pensar, a jugar, a hacer tareas escolares y en las que podrá descubrir más posibilidades intelectuales por el mismo y con la compañía de sus padres, familiares y amigos.

El uso de estos aparatos de alta tecnología como están concebidas actualmente, es relativamente reciente, por lo que muchas cosas están aún por aclararse y definirse  sobre su efecto en el desarrollo del niño. Aun se discute cual es la edad en la cual el niño puede acceder a ellas sin producir efectos adversos.

Existen riesgos a corto y largo plazo que debemos tomar en cuenta. Aparte del cansancio e irritabilidad visual, falta de ejercicio físico, aislamiento social, su excesivo uso durante la infancia pueden producir falta de creatividad, de desarrollo de la imaginación, de autodisciplina y de motivación, de indiferencia emocional hacia la comunidad, explotación comercial, empobrecimiento del dominio del lenguaje, dificultad de concentración y déficit de atención y exposición a la violencia, pornografía y otros materiales indeseables vía internet.

Los padres y responsables del niño deben utilizar el sentido común para que estas poderosas herramientas se conviertan en benefactoras de la formación del niño y no en un instrumento de perturbación en su buen desarrollo personal. Si su hijo o representado prefiere pasar el tiempo chateando, enviando correos electrónicos, jugando o navegando por tiempo indefinido, es suficiente señal para decidir tomar medidas, pues es una clara manifestación de que, efectivamente el niño o el joven tiene problemas.

Hasta la próxima

Dr. Hugo Lezama Hernández.

Pediatra Puericultor

Egresado de la Universidad de Oriente (UDO)

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