Encopresis es un término que define un trastorno en el niño grande que ya socializa con niños de su mismo grupo etareo. Es el repetido e involuntario pase de heces a los vestidos del niño, sin que haya causa orgánica que lo explique.
Este trastorno tiene implicaciones importantes en la formación de la personalidad del niño y representa un reto importante en el manejo clínico del paciente. Hay que diferenciarla de lo que ocurre en muchos niños que ensucian la ropa porque no se limpian bien después de la defecación o porque como no quieren dejar de jugar para ir al baño dejan escapar parte de la materia fecal.
En la encopresis el niño evacua buena cantidad de heces acompañada de ciertas actitudes del paciente, lo que la diferencia de la diarrea o del estreñimiento.
En la consulta tocar este tema con los padres les provoca cierta vergüenza en estos últimos . Ellos refieren que el niño ha comenzado a ensuciar la ropa interior o lo hace desde hace cierto tiempo, y donde el niño no se percata de su suciedad, es como si no sintiera necesidad de ir al baño, a veces se defeca encima escondido y silencioso. Lo hace siempre durante el día y no en la noche.
El control del esfínter anal normalmente se alcanza entre los 3 años y medio a 4 años y medio de edad, hay unos que no logran alcanzar este control (encopresis primaria) y otros que lo pierden una vez adquirido (encopresis secundaria).
Múltiples causas tratan de explicar la presencia de la encopresis en el niño, pero hay consenso de que prevalecen factores de tipo psicológicos tales como presencia de madres sobreprotectoras, ansiosas o madres rígidas y castigadoras para que el hijo logre el control de esfínteres cuando ellas lo deseen no cuando el niño fisiológicamente le corresponda, provocando en el niño frustración y respuestas negativas para el uso del “vaso de cama” o el baño, o situaciones adversas al equilibrio emocional como separación del padre o de la madre, conflictos familiares, ingreso a la escuela, muerte de un familiar muy querido, autoafirmación del niño ante las agresiones de los padres ensuciándose como expresión de rechazo hacia ellos.-
El pediatra no debe mandar al niño encopretico hacia el cirujano infantil, al gastroenterólogo infantil o al psiquiatra de forma inmediata sino que debe ofrecer un plan de evaluación y asesoramiento a los padres y al niño. Debe descartarse cualquier situación que perturbe al niño como lo descrito anteriormente o descartar alguna alteración orgánica coadyuvante (fisura anal, estreñimiento crónico, alteración neurológica, diarrea crónica).-
Se obtiene buenos resultados con el siguiente manejo: hablar con los padres sobre las probables causas entre ellos armonizar la relación padres-hijo, gratificar al niño cuando haya un día que logre controlar el evento encopretico.El Pediatra debe si es posible, hablar a solas con el niño sobre que tiene un habito que no es agradable y que fácilmente él puede superarlo si pone de su parte, siempre y cuando el coopere al respecto.-
El manejo medico propiamente dicho consiste en utilizar supositorios o enemas evacuantes inmediatamente después del desayuno, hasta lograr que el niño evacue y desaloje la ampolla rectal, se debe ser tenaz, esto implica hacerlo hasta obtener mejoría y tratar las regresiones con igual tenacidad, esto también se puede repetir al llegar de la escuela y en las noches antes de acostarse. Debe hacerse un condicionamiento del hábito de evacuar igual como se hace en el estreñimiento.
Si se observan signos de ansiedad o agresividad por parte del niño se le puede administrar fármacos que lo tranquilicen.-
La desaparición de la encopresis puede ocurrir después de uno, dos o más meses, pero algunas veces puede ser cuestión de años. Después de los 8 años de edad los síntomas se van haciendo más espaciados (1 o 2 veces por semana) hasta desaparecer. La mejoría depende mucho de la inteligencia del niño y del apoyo familiar afectivo y comprensivo y no de coacción hacia el niño.
No es fácil tratar a un encopretico pero si el Pediatra muestra tenacidad el éxito está asegurado. El diagnóstico diferencial que hay que hacer es con el megacolon congénito, el cual presenta signos clínicos y radiológicos característicos y diferentes.-
Hasta la Próxima.-
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