La “pañalitis”, palabra ampliamente utilizada y conocida por las madres, padres y encargados del cuido del bebé, es un término mal utilizado porque no es el pañal el que se inflama (la terminación itis define inflamación de una estructura anatómica del cuerpo: apendicitis, hepatitis, por ejemplo), sin embargo se popularizó tanto esta palabra que los pediatras nos hemos acostumbrado a utilizarla para un mejor entendimiento del problema en nuestra práctica clínica.
Es útil saber que un pañal es una prenda absorbente usada para higienizar y evitar la contaminación del entorno a causa de los desperdicios de un organismo. El propósito del pañal es contener y mantener al que lo usa seco y confortable por varias horas. La “pañalitis” es la dermatitis más frecuente de la zona del pañal, conocida también como *dermatitis amoniacal* (como adecuadamente debiera llamarse).
El conocimiento actual atribuye a varios factores como productores de las lesiones típicas producidas en esta área: el aumento de la humedad de la piel afecta el estrato córneo, lo que hace más susceptible a la fricción por el material del pañal, y a irritación por pH alto causado por amoniaco urinario, y por activación de proteasas y lipasas fecales en el medio alcalino.
El tiempo prolongado del contacto de los materiales que permanecen en el pañal propician la formación de un ambiente húmedo y caliente favoreciéndose la proliferación de bacterias y hongos que pueden irritar mucho la delicada piel del bebé. El tratamiento de la “pañalitis” debe dirigirse a reducir la humedad de la piel, disminuir el contacto de esta con la orina y heces, y erradicar microorganismos infecciosos.
Se ha demostrado que los pañales ultraabsorventes son superiores a los de tela para disminuir la humedad de la piel y conservar un pH adecuado. Los cambios frecuentes de pañal también ayudan a reducir la humedad. Los ungüentos de barrera, como la vaselina ayudan a alejar la orina y las heces del contacto con la piel.
Otros productos que contienen zinc, vitamina A y D también pueden resultar eficaces. La piel se debe limpiar con suavidad con agua y un jabón suave, preferiblemente jabón de avena, antes de volver a aplicar el ungüento de barrera. Sin embargo, no es necesario quitar por completo los ungüentos de barrera con los cambios de pañal ya que si se intenta, puede exacerbar más la lesión de la piel. Si la inflamación es importante pueden aplicarse cremas
con corticosteroides tópicos leves, de potencia baja o compuestos tópicos que contengan combinado corticosteroides y antimicóticos.
Debe evitarse el uso de talco, ya que estos pueden condicionar para sobreinfecciones o afectar la salud respiratoria del bebé. Debe evitarse la automedicación, la cual en vez de favorecer su curación más bien puede hacer aparecer complicaciones no deseadas ni por los padres mucho menos para el médico.
Se recomienda que ante la duda, consultar primero a su pediatra. Lo más importante es sin duda, retirar los desechos con frecuencia y de manera adecuada, aunque parezca muy fácil, es indispensable aprender a cambiar un pañal correctamente. En el caso de niños con piel muy sensible o alergias los problemas de la “pañalitis” se triplican volviéndose un problema severo, por lo tanto los padres y madres deben ser muy cuidadosos en el trato de los bebes y su ambiente.
Como en todos los problemas de salud, lo importante es la prevención, contando siempre con el asesoramiento de su pediatra de confianza.
Hasta la próxima.
Dr. Hugo Lezama Hernández
Pediatra Puericultor.
Egresado de la Universidad de Oriente(UDO)
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