Miami.- Francisco Serrano, hijo del ecuatoriano Nelson Serrano, que con 84 años está en el coredor de la muerte de Florida (EE.UU.), pidió este sábado a las autoridades del estado que no retrasen más la revisión de su sentencia e investiguen nuevas pruebas de la inocencia que defiende desde 1997.

En declaraciones a EFE, el hijo del hombre de más edad en el corredor de la muerte de Florida y posiblemente de Estados Unidos dice que con esas pruebas, que «fueron ocultadas» en el juicio de 2006, «no hay manera de que sea declarado culpable» otra vez de un cuádruple asesinato ocurrido en 1997 en Tampa (oeste de Florida).

Francisco Serrano recibió el sábado la primera llamada de su padre desde que está encarcelado hace 20 años, según contó con alegría, dentro de su pesar por ver cómo su salud empeora y el tribunal del condado Polk que debe revisar su sentencia ha postergado varias veces el fijar una fecha para ello.

La Corte Suprema de EE.UU. falló en 2017 que en el estado de Florida se estaban violando los derechos constitucionales al no exigir la unanimidad del jurado para condenar a muerte y ordenó revisar las sentencias de unos 350 presos, entre ellos Serrano.

LA AUDIENCIA QUE NUNCA LLEGA

Pero cinco años después no hay fecha para una audiencia.

«Nos dicen que hay otros nueve casos de pena de muerte que tienen prioridad», dice Serrano, quien ve cómo el tiempo corre y a pesar de que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) determinó que fue víctima de violaciones de esos derechos en Ecuador y en EE.UU, su padre no ve una luz de esperanza para ser libre.

Según cuenta el hijo, Nelson Serrado padece de problemas auditivos y en la cárcel de Raiford no siempre le dan audífonos, también sufre degeneración macular y ha perdido la visión de un ojo y los dientes tiene que sujetarlos con una un hilo que saca de la tela de su uniforme cada día.

«Toma una medicación para la degeneración macular pero no se la suministran regularmente, por lo que puede perder la visión del otro ojo», agrega.

Serrano hijo pidió de nuevo al gobernador de Florida, Ron DeSantis y a la fiscal general del estado, Ashley Moody, que hagan algo para que su padre no se pudra en la cárcel.

Pide que investiguen por qué la CIDH declaró culpable al estado de Florida de violaciones de derechos humanos, que agilicen la revisión de sentencia o que accedan a transferir su custodia a Ecuador como se ha hecho en otros casos.

Aunque simplemente bastaría con que EE.UU. cumpliera con la recomendación que hizo la CIDH en un informe sobre el caso Serrano en 2020: la conmutación de su sentencia condenatoria.

El ecuatoriano-estadounidense ha mantenido siempre que es inocente de los cuatro asesinatos perpetrados el 3 de diciembre de 1997 en las oficinas de la compañía que tenía con un socio en Bartow, en el condado Polk (Florida).

Un video del hotel en Atlanta donde se hospedó ese día lo atestiguó, pero los fiscales convencieron al jurado en el juicio en 2006 de que Serrano voló ese día de vuelta a Florida bajo nombre falso, perpetró los asesinatos y regresó la misma noche en otro vuelo a Atlanta.

UNA HISTORIA CINEMATOGRÁFICA

Un documental con el título de «I’m Innocent» (2015) contó cómo este empresario, padre de familia y excombatiente estadounidense -es ciudadano desde 1971-, fue secuestrado en Ecuador en 2002 por un fiscal y un detective de Florida y traído contra su voluntad a EE.UU. para que respondiera por los asesinatos de George Gonsalves, Frank Dosso, Diane Patisso y George Patisso.

El primero había sido socio de Serrano en las empresas Erie Manufacturing y Garment Conveyor Systems en Bartow, pero las relaciones comenzaron a deteriorarse en medio de un intercambio de acusaciones de desaparición de dinero y malversación de fondos.

En 1997 Serrano abandonó la presidencia de la firma y entabló un juicio civil contra ellos al descubrir que faltaba una importante suma de dinero en la contabilidad.

El 3 de diciembre de 1997 aparecieron muertos por disparos en la cabeza en las instalaciones de la compañía.

Tres años después, Serrano, que fue investigado como sospechoso, pero nunca fue incriminado, se jubiló y regresó a Ecuador libre de cargo alguno, pero en 2002, dos agentes estadounidenses, un fiscal y un detective de la Florida sobornaron supuestamente a policías ecuatorianos para llevarse a Serrano a EE.UU.

Este sábado en Tampa, el caso Serrano saldrá a relucir en la I Cumbre de Justicia Penal, que reunirá a un grupo diverso de líderes comunitarios, intelectuales y funcionarios electos de Florida.

Ana Mengott EFE

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