El nuevo gobierno de Israel, que previsiblemente jurará a finales de esta semana, no firmará la Convención de Estambul, un tratado internacional contra la violencia machista, según figura en el pacto de gobierno entre el Likud liderado por el primer ministro entrante, Benjamín Netanyahu, y el Sionismo Religioso.
El portal de noticias Walla, el más leído en Israel, ha publicado imágenes del documento acordado entre el Likud y Sionismo Religioso, en el que se lee expresamente la condición de que Israel no firmará esa convención internacional de 2011.
A falta de firmar el pacto definitivo de coalición por los seis partidos que conformarán el gobierno, el Likud ha alcanzado acuerdos provisionales y parciales con cada formación por separado, que no se han publicado, aunque algunos aspectos sí se han anunciado o se han filtrado a los medios.
El líder de ese partido ultranacionalista religioso, Bezalel Smotrich, supuestamente rechaza que Israel se adhiera a ese tratado debido a la preocupación que le suscita una cláusula del mismo que otorga asilo político a las víctimas internacionales de violencia machista, por las implicaciones que eso puede tener en la inmigración, un tema sensible para la extrema derecha.
Desde hace años, partidos tanto de izquierda como de derecha habían presionado al gobierno para que se uniera al pacto y el gobierno saliente solicitó su adhesión el pasado abril, aunque la aprobación definitiva dentro del gabinete se topó con la oposición de la ministra de Interior, la también ultranacionalista judía Ayelet Shaked, y también debido a la cláusula del asilo político.
“El hecho de que el primer ministro entrante esté dispuesto a abandonar a las mujeres a la tortura psicológica y la violencia incesante es inconcebible”, censuró la Asociación de Centros de Crisis por Violación en Israel
El Convenio de Estambul, con el objetivo proteger a las mujeres del abuso doméstico y otros tipos de violencia, ha sido firmado por 45 países y la Unión Europea (UE), lo que les obliga a adoptar leyes que persigan la violencia doméstica y abusos similares, así como la violación marital y la mutilación genital femenina.
Turquía se retiró del Convenio de Estambul el pasado julio, lo que provocó tanto la condena de EEUU como de la UE, aunque su presidente, Tayip Erdogan, argumentó que el país combatiría la violencia contra la mujer con leyes nacionales, sin necesidad de recurrir a tratados internacionales.
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