La Paz.- Un economista de izquierda, un historiador y periodista moderado y un abogado conservador con un fuerte discurso religioso son los tres principales candidatos entre los siete que disputan la silla presidencial en Bolivia.

Luis Arce, el exministro de Evo Morales, lidera la preferencia del voto, seguido por el expresidente Carlos Mesa y con algo más de distancia por el exlíder cívico Luis Fernando Camacho.

Con trayectorias tan diversas como sus tendencias políticas, estos postulantes levantan pasiones y críticas en un proceso electoral sin Evo Morales por primera vez en tres décadas.

HEREDERO DE MORALES

Nacido en La Paz en 1963, Arce es un economista titulado en la estatal Universidad Mayor de San Andrés y con una maestría en la universidad británica de Warwick.

Militante socialista desde su juventud, desarrolló su carrera en el Banco Central de Bolivia hasta que en 2006 juró como ministro de Economía en el primer periodo de Evo Morales.

La permanencia de Arce en el Gobierno de Morales fue interrumpida únicamente entre 2017 y 2019, por un cáncer de riñón que se trató fuera del país.

En su partido, el Movimiento al Socialismo (MAS), lo identifican como gestor del «milagro económico» por el que Bolivia logró un crecimiento inusitado entre 2006 y 2014, un despunte que Arce atribuye a un modelo con el Estado como protagonista.

Para sus detractores, se debió a un contexto externo favorable con precios altos de materias primas y cuyo declive a partir de 2015 se reflejó en un descenso de las reservas internacionales, menor crecimiento y mayor déficit público, aunque Arce siempre rechazó aquellas críticas.

En enero pasado, el MAS se decantó por Arce como su candidato presidencial por sus credenciales como ministro, en un intento también por reconquistar a la clase media, en la que perdió terreno en los últimos años.

Inicialmente no hubo un respaldo unánime a Arce dentro del MAS, pues los partidarios indígenas y campesinos esperaban a un postulante salido de esos sectores, pero se tuvieron que conformar con que el aimara David Choquehuanca, excanciller del país, sea candidato a la Vicepresidencia.

Arce tiene la ventaja del llamado «voto duro» del MAS por lealtad a Morales, que le asegura al menos un 30 por ciento de la votación, pero ese porcentaje no es suficiente para evitar la segunda vuelta.

HOMBRE DE LETRAS

Historiador, literato y periodista, Mesa nació en La Paz en 1953 e hizo carrera en varios medios de comunicación, además de ser autor de numerosos libros.

En 2002 postuló a la Vicepresidencia por el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) de Gonzalo Sánchez de Lozada, ganador de las elecciones aquel año.

Su llegada a la Presidencia fue en octubre de 2003 como consecuencia de la revuelta social conocida como el «octubre negro», que derivó en la renuncia de Sánchez de Lozada y el alejamiento de Mesa del MNR por las decenas de muertos que dejó el conflicto.

Sin apoyo parlamentario, con nuevos conflictos y presiones por un lado del entonces diputado Morales y por otro de los movimientos autonomistas del oriente boliviano, Mesa renunció a la Presidencia en 2005.

Tras mantener un perfil bajo durante algunos años, resurgió en la política al aceptar ser vocero internacional de la demanda marítima boliviana, lo que le valió ganar la popularidad suficiente para animarse a postular en 2019.

Mesa fue de los primeros en denunciar el supuesto fraude electoral a favor de Morales tras el repentino cambio de tendencia en el recuento preliminar, que pasó de prever una segunda vuelta entre ambos a dar el triunfo en primera al entonces presidente.

Ahora vuelve a aparecer como la principal opción para hacer frente al MAS, aunque sin lograr unir plenamente a los detractores del exmandatario.

Sus críticos le recuerdan recurrentemente su pasado con el MNR o su renuncia en 2005 para mostrarlo como incapaz de gobernar ante la convulsión social, pero el expresidente asegura que si resulta electo, no dimitirá.

BIBLIA Y FEDERALISMO

Abogado y empresario católico, Camacho nació en 1979 en Santa Cruz, la mayor región boliviana y motor económico del país.

En el último quinquenio fue miembro activo del Comité Cívico Pro Santa Cruz, una importante institución que abandera las autonomías regionales.

Las protestas postelectorales de 2019 permitieron a Camacho darse a conocer en el resto del país con un discurso radical que exigía la renuncia de Morales y promesas como que llevaría a Dios «de vuelta» al Palacio de Gobierno.

Morales renunció en noviembre y salió de Bolivia denunciando un supuesto golpe de estado en su contra, del que culpa a Camacho y a sus detractores.

La popularidad nacional de Camacho se tornó progresivamente en desencanto por asegurar que no sería candidato y terminar postulando, o polémicas como los fuertes encontronazos con su acompañante de fórmula, Marco Pumari, por sus aspiraciones presidenciales personales.

Camacho aparece por detrás de Arce y Mesa en las encuestas preelectorales, aunque su liderazgo se ha vuelto a circunscribir a Santa Cruz.

Dios en el Gobierno y el federalismo anhelado por muchos cruceños son parte de las promesas de este postulante, que ha sido comparado con el brasileño Jair Bolsonaro por su discurso populista religioso.

Gina Baldivieso EFE

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