El australiano Ben O’Connor (Decathlon Ag2r) protagonizó una gesta en solitario que le permitió ganar la etapa en Yunquera, vestirse de rojo y destapar «el fantasma Kuss», con una ventaja en la general de 4.51 sobre los favoritos que recuerda a la Vuelta 2023, cuando el estadounidense, en una fuga similar, sacó un tiempo que defendió hasta Madrid.
Fuga permitida, con alta carga de confianza por parte de los favoritos que supo aprovechar Ben O’Connor (Sibiaco, 28 años) para lograr una victoria que le permite cerrar la trilogía de éxitos en Tour, Giro y Vuelta y soñar con la hazaña de llegar hasta Madrid de rojo, emulando a Kuss, quien con una ventaja menor ganó la Vuelta 2023.
O’Connor no olvidará la sexta etapa disputada entre Jerez de la Frontera y Yunquera (Málaga), de 185,5 km. Se metió en la fuga buena del día y atacó para quedarse solo a 28 de meta. Trepó los dos últimos puertos en solitario, y mientras dormitaba el grupo principal se presentó en meta con un tiempo de 4h.28.12, a una media de 41,5 km/hora.
Los perseguidores fueron llegando con cuentagotas. Los primeros, con el italiano Dario Frigo, a 4.33 minutos, la parte noble, con Roglic, Enric Mas, João Almeida, Mikel Landa, Sepp Kuss y compañía a 6.31. O’Connor ya era líder, con una ventaja suculenta. Queda mucha Vuelta, pero lo mismo pensaron mucho con Kuss en Javalambre, también en la sexta etapa, pero de 2023. Y Kuss se llevó la ronda.
Ahora la general sufrió una verdadera revolución con la toma de poder por parte de O’Connor. Le sigue Roglic a 4.51 minutos. Gran escalón. A partir de ahí, Almeida queda a 4.59, Enric Mas es quinto a 5.23, Cristian Rodríguez sexto a 5.26, y Mikel Landa es duodécimo a 5.49.
«Estoy ante una de las grandes oportunidades que puedo tener en la vida, pero ahora quiero disfrutar este momento. El objetivo era ganar una etapa para tener victorias en las tres grandes. Hoy la forma de ganar ha sido muy bonita, ha merecido la pena todo el esfuerzo. Quizás pueda ganar la Vuelta, pero iré paso a paso», dijo O’Connor en meta.
Fuga conveniente para Roglic
Segunda meta en alto de la Vuelta 2024 después del esprint horneado de Sevilla. Un día con 4 puertos, propicio para las fugas capaces de restar protagonismo a los favoritos. Antes del banderazo el futbolista internacional del Sevilla le regaló una camiseta al líder Primoz Roglic.
La carrera se lanzó desde un supermercado de Jerez de la Frontera que a su vez es el patrocinador principal, como si el pelotón se hubiera ido de compras. Ya metidos en faena los intentos de escapada se multiplicaron. Tanta insistencia, ataques y filtros, desembocaron en una expedición de 13 corredores camino de Yunquera.
El mejor clasificado era el alemán Florian Lipowitz, compañero de Roglic en el Red Bull-Bora, vigésimo a 1.50 minutos. En el grupo los españoles Pelayo Sánchez (Movistar), Berrade y Castrillo (Kern Pharma). La avanzadilla pasó por el Puerto del Boyar (1ª, 14,7 al 5,5) con Pelayo en cabeza.
A falta de 75 km de meta la fuga empezó a soñar cuando sus integrantes vieron el cartel de 4 minutos sobre el pelotón. Iba a cuajar el proyecto, estaba en marcha el cambio de líder y en el pelotón el más feliz era Roglic, encantado con prestar la casaca roja a otro corredor, a otro equipo que asumiera esa responsabilidad durante unos días.
Ir de líder supone atender ceremonia del podio, ruedas de prensa, … un desgaste que el esloveno se iba a ahorrar pasando a otro corredor el bastón de mando. Y ese fue su planteamiento de etapa, el mismo que sus rivales, conformes con ceder el protagonismo a cazaetapas.
Monólogo de O’Connor, etapa y liderato. Otro Kuss?
O’Connor y el neerlandés Leemreize se despegaron de la fuga en el ascenso del Puerto del Viento (3a, 6,6 km al 4,3), ya en la zona de sube y baja constante hasta meta, en el paraíso natural de la Sierra de las nieves, en la provincia de Málaga.
Subiendo el Puerto Martínez (3a, 3,5 km al 6,3) el «aussi» decidió emprender la aventura en solitario. A su manera. De 10 victorias en su palmarés, 9 han sido sin compañía alguna. Un ataque que fulminó a Leemreize, con pinta de llegar a meta con diferencia de escándalo respecto a un pelotón que no se alarmó en absoluto.
¿Quién dijo miedo? O’Connor coronó el puerto al frente, bajó con valentía, con los perseguidores a partir de los 50 segundos y Roglic silbando a 6 minutos. Por delante tenía la última dificultad, la que conducía a meta, el Alto de las Abejas (3a, 8,8 km al 3,9).
Por delante un caramelo muy apetitoso. La etapa, el liderato y la opción de convertirse en «otro» Kuss, el estadounidense que hace un año en una fuga similar obtuvo más de 3 minutos de renta sobre los hombres de la general y al final se llevó la Vuelta. Con esas premisas O’Connor se dejó la piel. Podía ser su día de gloria.
Subió con la moral por las nubes El Alto de las Abejas. El pelotón seguía sin inmutarse, con el Movistar tirando en cabeza para minimizar los daños. El palo no iba a ser solo para Roglic, el menos inquieto, tal vez confiado en la remontada que le espera, sino también para los aspirantes al podio, como Enric Mas, João Almeida y compañía.
Finalmente, las Abejas no fueron obstáculo para O’Connor. Vino a la Vuelta a ganar una etapa y se la trabajó a fondo, ganando con todo merecimiento en la localidad malagueña, en medio de un entorno paradisíaco, donde el pinsapar marca las diferencias de la comarca, como las marcó el «aussi» en la carretera.
Fue la décima victoria en su palmarés, la novena en solitario, y la tercera de una temporada en la que debutó ganando en la Vuelta a Murcia. Ahora, con la roja, toca soñar, y lo puede hacer con argumentos. Basta con acordarse de Sepp Kuss. «Por qué no?», dijo.
Este viernes la séptima etapa llevará al pelotón de Archidona a Córdoba a través de 180,2 km. Recorrido ondulado, pero con una sola dificultad situada a 18 de meta, el Alto del 14 por ciento, puerto de segunda, de 7,4 km al 5,6 por ciento.
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