En la redoma de Otilio en San Félix, donde la rutina diaria se entrelaza con el ir y venir de sus habitantes, se levanta un emblema de la constancia y el esfuerzo familiar, Odibel.
Un puesto de jugos que, más que un negocio, es un testimonio de la resiliencia en tiempos de crisis.
Obdulio Moreno, el autor de esta historia de 15 años, nos recibió con la misma sonrisa con la que saluda a sus fieles clientes cada día.
Desde el amanecer, Moreno y su familia convierten frutas en jugos llenos de amor. Tres personas, dos hijos varones y una hija, forman el núcleo de este pequeño negocio que ha desafiado los altibajos económicos de un país que conoce bien la adversidad.
Con sus manos y la de su familia, Obdulio ha mezclado el dulce sabor de la fresa, el durazno, la mora y la guanábana para ofrecer no solo un producto natural y sabroso, sino también un futuro para sus hijos, quienes gracias a la venta de tizanas y jugos están ahora sacando una carrera universitaria.
Economía del dólar
La estrategia de Moreno se ha fundamentado en una visión pragmática; él comentó que su negocio se rige por la economía del dólar, permitiéndole navegar las infladas aguas de la compra de insumos.
A pesar de los precios elevados, ha logrado mantener un equilibrio que le permite no perder a sus clientes, ajustando sus costos sin sacrificar la calidad que lo ha convertido en una referencia en la localidad.
Competencia del mercado
«La competencia siempre ha estado presente», aseguró Obdulio. Pero recalcó que eso no lo ha desviado de su objetivo.
Moreno resaltó que su secreto es el conocimiento profundo de su oficio y la lealtad de aquellos que saben que, bajo el toldo de Odibel, se encuentra no solo refrescantes jugos, sino también la esencia de un trabajo hecho con amor y dedicación.
Odibel se traduce en trabajo y dedicación
Quince años no pasaron en vano para Odibel. Moreno, con su incansable labor, recuerda que el éxito no es instantáneo.
Su puesto no sólo emergió como un punto de referencia por casualidad, sino que fue consolidándose día tras día, vaso tras vaso, sonrisa tras sonrisa.
En tiempos donde la economía parece jugar una partida dura con los pequeños y medianos negocios, la historia de Obdulio Moreno se alza como una inspiración para los guayaneses.
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