Imagen de archivo de partidarios de la oposición en campaña electoral. (Elecciones) EFE/EPA/Ragul Krishnan

Desgastada, acorralada y con pocas opciones de presentarse como una sólida alternativa de Gobierno, la oposición de la India llega a las eelcciones generales en busca de su supervivencia tras una década de tropiezos.

El declive de popularidad del principal partido opositor, los escándalos de corrupción y los enzarces de líderes con la justicia india han debilitado la posición de los rivales al partido del primer ministro Narendra Modi, el hinduista Bharatiya Janata Party (BJP), que se postula como el favorito a ganar un atípico tercer mandato consecutivo, según las encuestas.

El ocaso del principal partido opositor

El más notable desgaste de la oposición procede de la caída de la popularidad del histórico Partido del Congreso (INC, por sus siglas en inglés). La formación que presume de haber llevado al país asiático a su Independencia en 1947 atraviesa su peor momento y es incapaz de hacer frente al auge de Modi.

El Partido del Congreso solía obtener un promedio de voto del 40 % en las décadas de los 50 y 60, y su tendencia desde entonces ha ido en declive hasta situarse a día de hoy por debajo del 20 por ciento, indicó a EFE el analista político Rahul Verma.

Las incoherencias ideológicas, seguidas de una falta de liderazgo, las divisiones dentro de partido y la debilidad organizativa han propiciado el debilitamiento de la formación de la histórica familia Nehru-Gandhi, agregó.

Líderes salpicados en escándalos

Los numerosos asuntos con la justicia a los que se han enfrentado líderes opositores desde la llegada al poder de Modi también han conllevado al desgaste de las fuerzas.

Sin ir muy lejos, el último de estos incidentes ocurrió el mes pasado con el arresto del jefe de Gobierno de Nueva Delhi, Arvind Kejriwal por acusaciones de irregularidades financieras.

Rahul Gandhi, delfín de la histórica dinastía Nehru-Gandhi, fue descalificado de su escaño en marzo del año pasado por una condena por difamación que luego fue revocada por el Supremo el pasado agosto.

También el ministro de Sanidad de Nueva Delhi, Satyendar Jain, fue detenido, acusado de lavado de dinero en mayo de 2021, justo antes de la celebración de elecciones en el estado norteño de Punjab, donde su partido y el BJP se disputaban el poder.

El Gobierno nacionalista de Modi es acusado con frecuencia que orquestar las acusaciones para mantener a sus rivales a raya.

Unidos frente al desgaste

En un intento de aunar fuerzas para derrocar a Modi, una veintena de partidos políticos nacionales y regionales opositores, entre ellos el INC, forjaron el año pasado una alianza para concurrir juntos en las elecciones bajo las siglas INDIA.

Aunque está conformada por fuerzas pesadas dentro de la Cámara Baja y formaciones con mayorías en las regiones, los expertos ven poco probable que la alianza INDIA se consagre como una alternativa al no contar con un programa electoral común o unos valores compartidos.

Pese a ello, el debilitamiento de fuerzas nacionales ha favorecido la proliferación de las regionales, capaces de hacer frente a Modi en sus principales estados.

Es el caso del Partido de Congreso Trinamool (TMC) o el Dravida Munnetra Kazhagam (DMK), formaciones que ostentan una mayoría suficiente para gobernar en Bengala Occidental y en el estado sureño de Tamil Nadu, respectivamente.

«Entre 2018 y 2023, el BJP perdió más elecciones estatales de las que ganó, y por eso existe una fuerte oposición en las elecciones estatales y en la política estatal, una situación que se contrapone a escala nacional, lo que provoca que el BJP se ponga por delante de cualquier competidor, sostuvo el analista.

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