Nueva York.- El nombramiento del español Josep Borrell como jefe diplomático de la Unión Europea (UE) «va a jugar un papel muy importante» en la crisis venezolana por su sensibilidad respecto a la región, sostuvo este viernes Julio Borges, representante de Exteriores del líder opositor Juan Guaidó.
En una conversación con periodistas tras hacer balance de los logros de la delegación de Guaidó que ha asistido esta semana a la 74 Asamblea General de la ONU, Borges consideró que la actual alta representante de la UE para la Política Exterior, Federica Mogherini, que deja el cargo en las próximas semanas, «nunca comprendió el problema venezolano en su verdadera dimensión».
«Siento a Borrell humanamente comprometido con el tema, siento que el tema le afecta, le preocupa, no es un tema burocrático frío que está ahí y creo que España, honestamente, debe recuperar su papel de ser el líder de Iberoamerica frente a Europa», señaló el opositor.
Borges se reunió esta semana en los márgenes de la Asamblea de la ONU con Borrell, quien se vio también con el canciller del Gobierno de Nicolás Maduro, Jorge Arreaza, y asistió a un contacto entre el Grupo de Lima y el Grupo Internacional de Contacto (GIC) sobre Venezuela, auspiciado por la UE y del que forman parte países americanos y europeos.
«Ese papel bisagra de España es una oportunidad enorme», insistió Borges, para quien con el político español la UE «puede ser un gran mediador».
El principal mensaje que subrayó ante Borrell y el GIC la delegación enviada por Guaidó a la ONU es que el único responsable de la ruptura de los diálogos sostenidos entre la oposición y el régimen de Caracas con la mediación de Noruega es Maduro.
«Se sabe que ha sido Maduro quien nos ha tirado las puertas en la cara a cualquier solución y ellos saben que es un momento en el que a Europa le corresponde actuar», señaló.
A este respecto, Borges celebró las sanciones anunciadas hoy por la UE sobre siete miembros de las fuerzas de seguridad e inteligencia de Venezuela por su supuesta implicación en «torturas y otras violaciones graves de los derechos humanos», entre ellas la muerte del capitán Rafael Acosta Arévalo.
Consideró que «está claro» el mensaje de que nadie que haya violado los derechos humanos saldrá impune, y que las nuevas medidas del bloque demuestran que la presión internacional sobre Caracas va a continuar.
«Pero se necesita más», apostilló, y pidió que se presione al círculo militar más próximo al gobernante venezolano y se controle la presencia de personas afines a su Gobierno en Europa porque «no es posible que España sea el paraíso de los testaferros de Maduro».
En cuanto al acercamiento desde hace dos años entre la UE y Cuba, país al que la oposición venezolana culpa de sostener a Maduro en el poder, Borges confió en que esa reconducida relación «sea la base para que haya la presión necesaria para que Cuba sepa que tiene que cambiar el secuestro que tiene sobre Venezuela».
«Si no se entiende el papel de Cuba en Venezuela, resolver el problema venezolano va a ser muy difícil», recalcó.
Sobre el despliegue efectuado en Nueva York esta semana para ganar apoyos, el líder de la delegación diplomática de Juan Guaidó se mostró muy satisfecho y destacó el contraste con la «representación mediocre» enviada por Maduro mientras él se ha ido «a esconder a Rusia».
Sin embargo, no mencionó ningún nuevo país que se haya sumado a los que reconocen a Guaidó como presidente interino.
Venezuela está oficialmente representada esta semana en la ONU por su vicepresidenta, Delsy Rodríguez, y el titular de Exteriores, Jorge Arreaza, con quienes según Borges «nadie se ha querido reunir».
Además de las reuniones con el GIC y el Grupo de Lima, el grupo de Guaidó participó en un encuentro con el presidente de EE.UU., Donald Trump y varios mandatarios latinoamericanos, en otro de los países del reactivado Tratado Interamericano de Asistencia Recríproca (TIAR) y asistió a foros sobre la crisis migratoria venezolana.
Borges resaltó especialmente la resolución pactada por 16 de los 19 países firmantes del TIAR, que permitirá «homologar las sanciones en toda la región».
También la aprobación, tras una reunión con la alta comisionada para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, de una «misión de esclarecimiento» que estudiará casos concretos y cuyas conclusiones -aseguró- tendrán valor como prueba en cualquier proceso judicial de violación de los derechos humanos.
Preguntado por eventuales contactos con Rusia, uno de los principales aliados del Gobierno de Maduro, el representante de Guaidó dijo que no se han producido de manera formal pero que tienen «interés en abrir todos los canales» porque quieren una Venezuela abierta al mundo.
«Muchos países que hoy tienen intereses en Venezuela tienen que ver que con Maduro no hay futuro. Acabarán teniendo que elegir entre Maduro y la región», argumentó.
A su juicio, esta semana en la ONU se ha abierto un nuevo capítulo en la presión sobre Caracas.
«Maduro ya no se trata de una dictadura o un estado fallido, es un santuario de protección del terrorismo internacional, una amenaza real para todas las democracias de la región», alertó.
EFE
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