Los políticos venezolanos que se identifican como opositores, pero critican a la principal coalición antichavista, cobraron notoriedad en los últimos días, al aplicar estrategias para acabar con las primarias que el bloque tradicional prevé celebrar en octubre o, al menos, con los principales aspirantes a esta contienda.
Bajo el eslogan de «una nueva oposición», seis confesos opositores, aparentemente por separado, han manifestado su intención de medirse en las presidenciales de 2024 sin pasar por las internas de octubre -en las que competirán 13 personas-, un proceso que señalan de «viciado».
Estos políticos, que niegan estar confabulados con la llamada revolución bolivariana -como asegura el antichavismo tradicional-, consideran que las fuerzas reunidas en la Plataforma Unitaria (PU) no representan el deseo de cambio político que, reiteran todos, predomina en la mayoría de la población.
¿ENEMIGO INTERNO?
El precandidato presidencial Luis Ratti, que se presenta como independiente, es el más punitivo en sus declaraciones, pues ha tildado de criminales a tres aspirantes a las primarias y a otros cinco, de corruptos, alegatos que asegura haber sustentado ante la Fiscalía.
«Ser opositor hoy en día no es ser opositor al Gobierno, es ser opositor a lo que ha destruido al país. ¿Y quiénes han destruido el país? El Gobierno y esa oposición», dijo a EFE el empresario de 44 años, que militó antes en el Movimiento al Socialismo (MAS), una formación que ayudó a Hugo Chávez (1999-2013) a llegar al poder.
A su juicio, los comicios organizados por la Comisión Nacional de Primarias (CNP), ente gestor de las internas, son ilegales por permitir la participación de la exdiputada Tamara Adrián, por ser una persona transexual cuyo cambio de nombre no es permitido en el país, y de otros políticos que están inhabilitados para ejercer cargos públicos por dictamen de la Contraloría General.
Por ello, Ratti pidió al Tribunal Supremo disolver la CNP y prometió obtener una respuesta perentoria, algo que no ha ocurrido pero que no ha frenado su campaña contra las internas y para «desenmascarar algunos personajes» de la PU.
No obstante, las internas son un asunto independiente de cualquier institución del Estado, por lo que las inhabilitaciones no impiden a ningún aspirante participar de las mismas, aunque el ganador se encontraría bloqueado en el paso siguiente, al intentar inscribirse en el Consejo Nacional Electoral (CNE) para concurrir a las presidenciales.
OBSTÁCULOS A LA VISTA
Con un ímpetu similar, el diputado José Brito quiere derribar a quienes ocupan las «cúpulas nefastas» en el Gobierno y la oposición, lo que representa un paso necesario en el camino para construir una «alternativa de cambio», algo -subraya- «muy distinto a segmentar el país en grupúsculos».
«Yo con este sector minoritario de oposición tengo diferencias (..) pero yo no tengo por qué odiarlo y los voy a respetar», señaló a EFE el legislador, que pidió a la Contraloría aclarar el estatus político de María Corina Machado, un requerimiento que le fue respondido cuatro días más tarde, cuando él anunció al país que la exdiputada está inhabilitada para ejercer cargos públicos durante 15 años.
Con la sanción a Machado, que competirá en las primarias de octubre, es obligatorio «repensar las cosas», según Brito, para no exponer al país a una confrontación y evitar «un atajo político».
La inhabilitación, rechazada por la oposición tradicional y casi toda la disidente, ha sido celebrada por Ratti, que cree que Machado debe ser juzgada por «crimen de lesa humanidad».
FUERA DE LAS PRIMARIAS
Tanto Ratti como Brito mostraron interés por medirse en las primarias pero desertaron pronto al no obtener las respuestas que buscaban, una denuncia desestimada por la CNP que asegura haber atendido las inquietudes planteadas.
De cualquier forma, los dos corren ahora en solitario con la vista puesta en las presidenciales de 2024, un escenario que, admiten ambos, es ideal abordar de forma unitaria desde la oposición para aumentar las posibilidades de vencer al chavismo tras un cuarto de siglo de Gobierno, por lo que se mueven en torno a la idea de una coalición fuera de la PU que todavía no se ha consolidado.
Por su parte, el antichavismo tradicional ha ratificado que seguirá su camino a las primarias, mientras el Gobierno se mantiene al margen de la disputa entre sus oponentes, pero el partido oficialista no deja de avivar el fuego con numerosas declaraciones al respecto.
Con un Brito que habla de la urgencia de «gestos magnánimos» para superar las diferencias dentro del antichavismo y un Ratti que insiste en la necesidad de «limpiar» a la oposición, el Ejecutivo, al menos públicamente, no ha tenido que mover un dedo para sacar rédito de la añeja frase «divide y vencerás»
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