El candidato presidencial Otto Sonnenholzner, exvicepresidente del Ecuador, habla durante una entrevista con EFE el 27 de junio de 2023, en Quito (Ecuador). EFE/Juan Francisco Chávez

El exvicepresidente de Ecuador Otto Sonnenholzner, un economista de 40 años, se ha lanzado a la carrera presidencial de las próximas elecciones extraordinarias de agosto con una candidatura que dice no tener ideologías y enfocada en aplacar la inseguridad, la corrupción y las serias dificultades económicas.

«Ésta no es una candidatura de ideologías, es una candidatura ciudadana enfocada a resolver problemas», se apura en decir cuando se le consulta sobre su tendencia política en una entrevista con EFE.

Apoyado por SUMA y AVANZA, comentó que los partidos políticos aceptaron unirse al proyecto «con la condición de poner por delante los problemas del Ecuador y dejar de lado intereses partidistas».

Aunque dice respetar a quienes defienden ideologías, opina que en países como Ecuador, «donde hay tantas urgencias, la ideología debe ser la del servicio y la de resolver problemas».

Cuando apenas tenía 35 años, Sonnenholzner fue vicepresidente de Lenín Moreno (2017-2021) y afrontó los momentos más duros de la pandemia de la covid-19.

«No hay universidad que te enseñe lo que se aprende liderando en crisis, desgraciadamente, y no lo digo por el Ecuador, sino por el mundo. Eso fue un tiempo muy difícil, sobre todo en la pandemia», dijo.

En sus 18 meses como vicepresidente, en un «Gobierno sin recursos y con dificultades», constató que debe haber mayor eficiencia «del manejo de lo público, en el uso mucho mejor dirigido de los recursos públicos, sobre todo en el gasto social». «En la lucha contra la corrupción hay mucho por corregir», señaló.

300 MILLONES PARA SEGURIDAD

Padre de tres menores de edad, Sonnenholzner no duda en apuntar a la inseguridad como el principal problema de Ecuador y para afrontarlo tiene un plan afincado en cuatro puntos: control de cárceles, inteligencia para el control de armas, garantías para los operadores de Justicia y respaldo a la fuerza pública.

El plan, que incluye el reforzamiento de controles en las fronteras y construcción de cárceles, está estimado preliminarmente en unos 300 millones de dólares, de los que espera obtener la mitad de multilaterales. También apunta a la participación del sector privado, pues cree que los escáneres de los puertos los deben pagar sus concesionarios.

«Haciendo las gestiones pertinentes, tocando las puertas correctas, se consiguen los recursos, los apoyos y se puede llevar adelante pero, sobre todo, teniendo una gestión que esté en territorio resolviendo problemas, que no pasan necesariamente por la plata (dinero) sino por la capacidad de acción y voluntad», dijo.

Su plan de inversión en tecnología «tampoco es una cosa imposible de solventar», asevera.

CONTROL PATRIMONIAL Y EMPLEO

«El dinero mal habido es igual que la tos, no se puede esconder y hay mucha gente que no tiene cómo explicar de dónde saca la plata», dijo al hablar de su proyecto para aplicar el «control patrimonial» a fin de combatir el narcotráfico y la corrupción a todo nivel.

Ecuador -señaló- «tiene acceso a información tributaria y fiscal societaria en más de 140 países, faltaría Estados Unidos, y con eso podremos empezar a cruzar información financiera con mayor efectividad».

Convencido de que se debe reforzar la dolarización -en vigor desde el 2000 en Ecuador-, Sonnenholzner, máster en Administración Pública, ve crucial la inversión pública para generar empleo.

«Entiendo que existen restricciones económicas importantes y que se pueden complicar más por el fenómeno de El Niño», entre otros, pero «el país tiene que reactivar la inversión pública», apuntó al mencionarlo como uno de los mecanismos para «superar la debacle económica».

Sostiene que un plan de inversión pública de unos 1.500 a 2.000 millones de dólares puede generar un crecimiento del 3 % del producto interior bruto (PIB).

PETRÓLEO Y MINERÍA CON «SOSTENIBILIDAD»

Para Sonnenholzner, la explotación minera y petrolera debe tener «impacto positivo» en la comunidad donde se realice, así como «elementos de sostenibilidad o compensación ambiental», pero admitió que «hay lugares donde no se debe hacer».

En ese sentido, avanzó que pronto revelará su posición sobre las consultas populares para dejar el petróleo en tierra en el Bloque 43-ITT, situado en el Parque Nacional Yasuní, en la Amazonía, y para impedir la minería en el Chocó Andino, una reserva de la biosfera dentro del área metropolitana de Quito.

En el plano internacional mantendrá una apertura «con pragmatismo» pues «Ecuador necesita a todos los países que nos puedan ayudar, a todos los mercados donde podamos entrar».

«El país no está para meterse en broncas innecesarias, sí para hacer pronunciados importantes donde hay abusos», recalcó antes de tildar de «dictaduras» a Venezuela y Nicaragua.

UN CORTO MANDATO

Quien gane los comicios del 20 de agosto gobernará hasta mayo de 2025, cuando debía terminar el mandato del actual presidente Guillermo Lasso, que disolvió la Asamblea Nacional (Parlamento) cuando ésta iba a abordar su eventual destitución, y con ello forzó esta convocatoria a elecciones extraordinarias.

Partidario de unir por objetivos y no dividir por ideologías, Sonnenholzner -que ofrece liderazgo con firmeza, valentía y preparación- presume que la próxima Asamblea estará «fragmentada», pero se muestra seguro de que podrá armar un bloque que permita tener estabilidad y, sobre todo, impulsar proyectos importantes.

Consultado si su eventual Gobierno será de transición con miras a una posible candidatura en 2025, señaló que el suyo será un Gobierno «de acción» que sentará las bases para un mayor desarrollo.

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