Pakistán observó este sábado una huelga de comerciantes en la mayor parte del país que cerró miles de tiendas en protesta contra el elevado precio de la electricidad, y que se produce en medio de la peor crisis económica en la historia de esta nación del sur de Asia.
La huelga, convocada por los sindicatos y el partido político religioso Jamaat-e-Islami, es una continuación de las manifestaciones iniciadas el pasado sábado que llevaron al Gobierno a celebrar reuniones de emergencia, sin éxito de momento.
Los comerciantes critican el elevado precio de la electricidad así como los altos impuestos sobre ella, que dicen que hace imposible pagar las facturas.
Pese al amplio seguimiento que ha tenido la huelga en la mayoría de ciudades, algunos comerciantes decidieron permanecer abiertos, lo que resultó en pequeños disturbios con aquellos que secundaron el paro, y que les obligaron a cerrar sus tiendas, según se observa en varios vídeos en redes sociales.
Paralelamente, otras imágenes revelaron a varios manifestantes quemando facturas de electricidad y anunciando que no las pagarían a menos que el Gobierno rebajase los precios.
Pakistán atraviesa una grave crisis de electricidad que ha disparado los precios, especialmente desde que el mes pasado la Autoridad Reguladora Nacional de Energía Eléctrica (NEPRA) elevó la tarifa eléctrica de 24,82 rupias (0,081 dólares) a 29,75 rupias por kilovatio (0,097 dólares).
Una medida adoptada debido «principalmente al bajo crecimiento general de las ventas, la devaluación de la rupia, la alta inflación, las tasas de interés exorbitantes y la incorporación de nuevas capacidades», informó el regulador en un comunicado.
Esta situación se produce en medio de la peor crisis económica en la historia de Pakistán, que se enfrenta a una inflación creciente, un desempleo cada vez mayor y una inestabilidad política prolongada.
La moneda también se ha depreciado hasta mínimos históricos, y ayer se intercambiaba a 305 unidades por dólar.
En este contexto, Pakistán alcanzó el pasado junio un acuerdo crucial con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para desbloquear 3.000 millones de dólares de un rescate clave para hacer frente a la crisis.
El Gobierno interino, en el poder desde mediados de agosto, tiene ahora que cumplir con las condiciones que las depuestas autoridades acordaron con el FMI, incluida la imposición de impuestos y el fin de los subsidios.
Según un informe reciente del Instituto de la Paz de los Estados Unidos (PIPS), Pakistán debe pagar 77.500 millones dólares de deuda externa entre abril de 2023 a junio de 2026, lo que hace que el país afronte el riesgo de un posible incumplimiento.
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