El Gran Jural (Parlamento) de Mongolia, destituyó al primer ministro del país, Oyun-Erdene Luvsannamsrai, acusado de corrupción por el lujoso estilo de vida atribuido a su hijo y que habían provocado protestas en la capital, Ulán Bator.
El Gran Jural rechazó durante la madrugada del martes una moción de confianza para aprobar la continuidad de Luvsannamsrai, recogen hoy medios locales y la agencia estatal china de noticias Xinhua.
Según el sitio web de noticias ikon.mn, Luvsannamsrai dimitió tras conocerse el resultado de la votación.
Luvsannamsrai había anunciado la semana pasada que sometería su continuidad a una moción de confianza tras la difusión el pasado 14 de mayo de imágenes que mostraban un estilo de vida lujoso atribuido al hijo del jefe del Gobierno, Temuulen, y a su prometida, quien exhibía bienes de alto valor como bolsos o joyas en redes sociales.
Los manifestantes exigieron entonces explicaciones sobre el origen de los ingresos del primer ministro o su dimisión.
Luvsannamsrai, que accedió al cargo hace menos de un año tras la victoria de su partido, el Partido Popular Mongol (PPM y heredero del antiguo Partido Comunista), en las elecciones parlamentarias de 2024, se encuentra desde entonces en una posición delicada por la presión pública y después de que su formación anunciase la expulsión de la coalición gobernante del Partido Democrático (PD).
En la última semana, algunos diputados del PD habían expresado públicamente su apoyo a las manifestaciones en la capital.
Cientos de manifestantes, en su mayoría jóvenes, se congregaron el centro de Ulán Bator coreando consignas contra la corrupción y la falta de confianza en las instituciones, bajo el lema ‘demuestra tus ingresos, dimitir es fácil’.
La Oficina del Primer Ministro calificó las acusaciones como parte de «una campaña de descrédito», aunque más de 58.000 personas firmaron una petición exigiendo su dimisión.
De acuerdo con algunos analistas, la controversia en torno al entorno familiar del primer ministro estaría siendo utilizada por sectores cercanos al presidente, Ukhnaagiin Khürelsükh, también del PPM, para impulsar un cambio en el equilibrio de poderes del sistema político.
La Constitución mongola limita el mandato presidencial a un único periodo de seis años, pero algunos sectores habrían planteado reformas que permitirían una reelección y un refuerzo del poder presidencial en detrimento del parlamentario.
Las tensiones políticas se producen además en un contexto marcado por el encarecimiento de servicios básicos como la vivienda o la educación y por la inflación (9 % en 2024) en el país, situado entre China y Rusia y donde el 27,8 % de la población vivía por debajo del umbral de pobreza en 2020, según el Banco Mundial.
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