Madrid.- El portugués Pedro Costa, uno de los principales directores de cine de autor de Europa, vuelve al misticismo de la comunidad caborverdiana de Lisboa para contar la intensa historia de amor y soledad de una de sus mujeres, Vitalina Varela, que perdió a su marido y con él, su última esperanza.
«Vitalina, y sus hermanos y hermanas africanos, o sudamericanos, están en confinamiento desde hace muchos años; ahora todos nos quejamos de lo extraño e incómodo que es estar confinado pero no pensamos en millones de personas que viven confinadas en condiciones mucho peores que las nuestras desde hace mucho tiempo», considera el prestigioso director, conocido innovador en el área de cine experimental y de docuficción.
El cineasta ha viajado estos días a Madrid y Barcelona para hablar de su última película, «Vitalina Varela» que cuenta el duelo real de esta mujer y se llama como ella, y que muchos críticos califican de obra de arte.
«No, no -niega Costa en una entrevista con Efe-, es mi último trabajo en cine; es la película más reciente, y no me gusta nada ser ‘más’ en nada. Es especial -concede-, por la propia Vitalina».
EL DESNUDO INTEGRAL DE VITALINA, ENTRE SOMBRAS Y POBREZA
Ella, dice, «es una mujer excepcional que trabajó mucho para exprimir su intimidad, que nos ha regalado de una manera muy digna, y que muestra un sufrimiento marcado por la sociedad, esta sociedad maldita que es su prisión, y que enloqueció y mató a su marido. La que nos vuelve locos y confinados a nosotros también», señala amargamente.
Lo cierto es que la cinta, pausada, sombría, casi tenebrista, es un abrazo que busca reconfortar a una mujer sola, un ejercicio de respeto y comprensión, de empatía, para acompañarla en su duelo, un doble dolor de viuda y de abandonada, que la lleva casi al precipicio.
«Pensamos que esta película podría ser muy dura, muy difícil, por el momento de luto que ella vivía, todo lo que le rodeaba, era oscuro, triste. Cuando empezamos a rodar -no teníamos guion, revela- llegamos a pensar que este dolor no tendría fin. Esta película nace de un disgusto profundo y de una sed de venganza».
VENGANZA CONTRA LA SOCIEDAD, CONTRA DIOS Y LOS HOMBRES
«Es casi un manifiesto de Vitalina contra los hombres, contra la sociedad y contra Dios, también. No podía sino ser tenebrosa, teníamos que acompañarla hasta el final, pero yo, como director, pensé que no podía dejarla enclaustrada para siempre».
Así, tres de las cuatro personas que formaron el equipo de rodaje viajaron a Cabo Verde donde filmaron la casa que dejó atrás Vitalina, y donde sus hijos, a modo de los propios Vitalina y su esposo Joaquím de jóvenes, trabajaban arreglando el tejado.
«Nos hospedamos en la casa de los padres de Vitalina y dormimos en su cama; no podíamos ir más atrás en el origen. Es un final con esperanza», apunta Costa, quien explica que la cinta «es igual de contenida que Vitalina: dar esta muestra de intimidad tan en carne viva, no sé quién sería capaz», comenta.
¿CINE LENTO O PACIENCIA PERDIDA?
«La paciencia es algo perdido; a mi me traslada a mis abuelos, a un paisaje muy agradable, vivible, a las cosas naturales de la mirada, de la escucha. De la no urgencia. No creo que sea buena para el cine la urgencia. Para nuestras decisiones, para ejercer nuestras profesiones, y para la vida, es preferible la calma», asegura.
El autor de títulos como «Juventud en marcha» o «En el cuarto de Vanda» desconfía de quien encuentra aburrida esa forma de narrar pausada. «En la vida hay momentos que son más lentos», se justifica.
«No soy dueño de verdades absolutas, pero prefiero el cine que da que pensar; no sé si todas las películas que me gustan son lentas -reflexiona- pero adoro las pequeñas cintas de Chaplin, que corre, cae, sufre, ríe. Pero hay dentro una búsqueda de la justicia, y sin ser militante. Él no lo era».
LOS GOBIERNOS, LA MALDAD ENCARNADA….
Costa lleva años interactuando con el colectivo caboverdiano veintitantos años, de hecho, Vitalina ya estaba en su anterior cinta, «Caballo dinero». Gente «marginal y pobre» que es muy especial «Filósofos que podrían ser políticos magníficos, gente decente e inteligente, pero que es invisible, porque no tiene poder».
«Hay fuerzas oscuras que nos están controlando, dominando, y dictando nuestros pasos y que es probable que sean el propio diablo. Pero este mundo podría ser otra cosa. Hoy, con la pandemia, lo que hace tu gobierno español, el mío portugués, o Trump -dice Costa-, me hace pensar que estamos ante la verdadera maldad encarnada».
…Y NETFLIX, EL ASALTO «GANSTERIANO» AL PÚBLICO PORTUGUÉS
En ese sentido, Costa hila, verdaderamente preocupado, por el «asalto» que acaba de sufrir Portugal «mediante una operación de gansterismo organizado desde Los Ángeles por Netflix».
«Ayer, de una manera fiscal gansteriana -insiste- con la anuencia de los partidos políticos y el beneplácito de quienes se van a lucrar, sin declarar impuestos, Netflix ha desembarcado en Portugal, como antes lo hiciera en España».
«Aquí tampoco debéis estar muy contentos», denuncia el director, reivindicando la diversidad y la «pequeña» cultura frente al «horror» de la uniformidad que para él significan las plataformas.
«Vitalina Varela» llegará mañana a las salas españolas.
Alicia G.Arribas EFE
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