“En aquel tiempo, empezó Jesús a explicar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y padecer allí mucho por parte de los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, y que tenía que ser ejecutado y resucitar al tercer día. Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo: «¡No lo permita Dios, Señor! Eso no puede pasarte.» Jesús se volvió y dijo a Pedro: «Quítate de mí vista, Satanás, que me haces tropezar; tú piensas corno los hombres, no como Dios.» Entonces dijo Jesús a sus discípulos: «El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Si uno quiere salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí la encontrará. ¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida? ¿O qué podrá dar para recobrarla? Porque el Hijo del hombre vendrá entre sus ángeles, con la gloria de su Padre, y entonces pagará a cada uno según su conducta.»

Reflexión hecha por Luis Perdomo Animador Bíblico de la Diócesis de Ciudad Guayana. Venezuela

La Iglesia Universal celebra hoy el Vigésimo Segundo Domingo del tiempo ordinario y recordamos la fiesta entre otros santos en honor a San Gregorio Magno, extraordinario Papa y Doctor de la Iglesia, de allí el calificativo de Magno. Nació en Roma en el año 540. Siguió la vida Monástica. El 3 de septiembre del año 590, fue elegido Papa. Apoyó la liturgia y la música, por eso en su honor la música litúrgica en latín, se conoce como Gregoriana. Dejó muchos escritos de moral y teología. Murió en el año 604. 

En la liturgia del día meditamos los textos: Jr 20,7-9; Sal 95; Rm 12,1-2 y el Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO, Según San Mateo, capítulo 16, desde el verso 21 al 27. En el que JESÚS, les informa a sus amigos, que Él tendría que sufrir mucho y morir en la Cruz, para instaurar Su Reinado de Amor en la tierra. Con esa explicación los discípulos han de comprender y aceptar la lógica de JESÚS y Su Destino, por lo que hay que seguir a JESÚS hacia la Cruz y la muerte para después Resucitar. Puede decirse que es un perder para ganarlo TODO.

Es importante tener en cuenta que en los versículos anteriores a este, los discípulos por boca de Pedro han reconocido a JESÚS como el Mesías, el Hijo de DIOS y el Maestro a su vez, le ha conferido a Simón el nombre de Pedro y le ha confiado la coordinación de la Comunidad Primitiva, Precursora de la Iglesia, y es en este contexto en el que JESÚS ve la necesidad de que Sus Amigos más cercanos, cambien la concepción de un Mesías con poderes terrenales imperiales, por la de un Mesías Servidor y Sufriente.

Pedro no podía aceptar que la injusticia y la fuerza del mal salieran vencedoras, y se pone frente a JESÚS para cerrarle el camino que lleva a la Cruz. Ante la oposición de Pedro, JESÚS ubica al Apóstol, recordándole que él está para seguirlo y no para ser un estorbo en la realización de Su Misión y de esta manera el Mesías, no solo presenta la necesidad de Sus Propios sufrimientos, sino que prepara a Sus discípulos a aceptar una vida de Fe, de constantes riesgos.

 Al confrontarnos con el texto vemos que el mismo nos plantea dos preguntas existenciales: ¿Qué sentido tiene mi vida? Y ¿Qué precio tengo que pagar por mi vida? Cuyas respuestas tendrán una dosis subjetiva de la amenaza a la vida por distintos factores, por lo que tenemos que estar preparados para afrontar esas amenazas y para vivir de acuerdo a los designios de DIOS. Ya que la vida terrena es el Don Más preciado que DIOS nos ha Regalado para que libremente podamos hacer uso de ella y de esta manera alcanzar la vida Eterna, para lo cual se nos presentan dos caminos el de la perdición y el de la Salvación.

Por eso es que hemos afirmado que las respuestas a los interrogantes que nos plantea el texto tenemos que ubicarlas en el contexto que estamos viviendo, ya que la mayoría de las sociedades del mundo incitan a sus ciudadanos a cambiar sus vidas por diversión, fama y posición social. Y aunque esas metas conserven algo positivo, no resuelven el enigma fundamental que cada ser humano debe de resolver de encontrar la Verdadera Felicidad.

De allí que JESÚS nos diga que el sentido que debemos darle a nuestra vida, es la de tener un propósito acorde con la Voluntad de DIOS, aunque ese propósito implique “cargar cruces”, y el precio que debemos pagar es la de renunciar a satisfacer las demandas con las que se identifican nuestros propios egos. Ya que para destruir el poder del mal no hay otro camino que el sacrificio de sí mismo, en el que hay que renunciar a los egos personales, para vivir en Solidaridad plena con todos los semejantes.

Señor JESÚS perdona nuestra traición, ya que aceptamos Tu Palabra, pero no la hacemos realidad con nuestras acciones hacia nuestros semejantes, ayúdanos DIOS Amado a cambiar esa actitud para perder lo banal y ganar lo Trascendente.

Amén

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