En una emotiva entrevista concedida al medio de comunicación Búsqueda, el expresidente uruguayo José «Pepe» Mujica ha revelado detalles sobre el avance de su cáncer de esófago, confirmando que el tumor ha colonizado su hígado. Con una mezcla de serenidad y resignación, Mujica expresó: «No lo paro con nada. ¿Por qué? Porque soy un anciano y tengo dos enfermedades crónicas».
Mujica, quien fue diagnosticado con cáncer de esófago en abril del año pasado, aseguró que ni la cirugía ni los tratamientos bioquímicos son una opción debido a la fragilidad de su cuerpo. «Lo que pido es que me dejen tranquilo. Que no me pidan más entrevistas ni nada más. Ya terminó mi ciclo. Sinceramente, me estoy muriendo. Y el guerrero tiene derecho a su descanso», afirmó el líder histórico del Movimiento de Participación Popular (MPP).
En diciembre, Mujica fue sometido a un procedimiento para colocarle un dispositivo que le permite alimentarse e hidratarse mejor. «Yo me voy a morir acá», sentenció, refiriéndose a su chacra en Rincón del Cerro, donde vive junto a su esposa, Lucía Topolansky. Explicó que ya ha hecho los trámites para ser enterrado junto a su querida perra Manuela, bajo una imponente sequoia en su propiedad.
Orgullo por su legado político
Mujica también habló sobre el futuro de su espacio político, destacando la reciente victoria electoral de Yamandú Orsi. «Me siento orgulloso y eso me permite irme tranquilo y agradecido», dijo, rechazando las especulaciones sobre un posible rol en el próximo gobierno. «No tengo ni idea, no pienso saber para nada ni quiero ver nada porque lo peor que hay es armar un gobierno».
Al despedirse de sus compatriotas, Mujica reiteró su profundo respeto por la democracia. «Es fácil tener respeto para los que piensan parecido a uno, pero hay que aprender que el fundamento de la democracia es el respeto a los que piensan distinto. Por eso, la primera categoría son mis compatriotas y de ellos me despido. Les doy un abrazo a todos», declaró.
El expresidente, de 88 años, reflexionó sobre su vida y su acercamiento a la muerte. «No le tengo miedo, tampoco la deseo. Pero por la edad que tengo, y las dolencias, es una compañera amarga que está cerca. La tengo que pastorear», expresó. Conocido por su vida austera y su compromiso con el activismo político desde joven, Mujica es consciente de cómo será recordado. «Como un viejo medio loco. Porque ya a los 21 años quería transformar el mundo y empecé a militar con 14. Y hasta ayer estaba militando».
Mujica se despide no solo de la política activa sino también de la vida pública, dejando un legado de lucha y humildad que ha marcado profundamente a Uruguay y al mundo.
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