Evangelio del Día

“Un día Jesús, se fue a su pueblo y enseñó a la gente en su sinagoga. Todos quedaban maravillados y se preguntaban: «¿De dónde le viene esa sabiduría? ¿Y de dónde esos milagros? ¿No es éste el hijo del carpintero? ¡Pero si su madre es María, y sus hermanos son Santiago, y José, y Simón, y Judas! Sus hermanas también están todas entre nosotros, ¿no es cierto? ¿De dónde, entonces, le viene todo eso?» Ellos se escandalizaban y no lo reconocían. Entonces Jesús les dijo: «Si hay un lugar donde un profeta es despreciado, es en su patria y en su propia familia.» Y como no creían en él, no hizo allí muchos milagros”.      

Reflexión hecha por Luis Perdomo Animador Bíblico de la Diócesis de Ciudad Guayana. Venezuela

La Iglesia universal celebra hoy la fiesta entre otros santos, en honor a San Juan María Vianney. nació en Dardilly, cerca de Lyon, Francia, el 8 de mayo de 1786; y murió en Ars el 4 de agosto de 1859. Una de las figuras más célebres de la historia de la Iglesia, es este Santo que hoy recordamos. Es el famoso cura de Ars, que transformó a esta ciudad con sus catequesis y ocupó por más de 40 años las primeras páginas de la pastoral francesa. Gran confesor y confidente. El 3 de octubre de 1874, fue proclamado Venerable por Pío IX y el 8 de enero de 1905, fue inscrito entre los Beatos. El Papa Pío X lo propuso como modelo para el clero parroquial. En 1925, el Papa Pío XI lo canonizó. Es el patrono de los Párrocos.

En la liturgia del día meditamos los textos: Lv 23,1.4-11.15-16.27.34b-37; Sal 80 y el Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO según San Mateo, capítulo 13, del verso 54 al verso 58. En el que se narra cómo fue la visita de JESÚS a Nazaret, su comunidad donde se había desarrollado como persona. Y que de acuerdo a lo que se narra fue una bien un hecho bien doloroso para JESÚS, ya que al igual que otros profetas JESÚS, experimentó el rechazo de sus compatriotas, tal es el caso de Jeremías que fue rechazado por la gente de su pueblo natal y más aún por su propia familia.

Y es que los residentes del pueblo donde creció JESÚS, lo conocían desde niño y desde siempre habían estado relacionados con su familia. No podían creer su mensaje, no podían aceptar que la Salvación viniera de las manos de un hombre encallecidas por el trabajo, que a muchos de ellos le había servido. No prestaron atención al Mensaje del Eterno porque no podían ver más allá del hombre Común, que siempre había estado con ellos.

Seguían preguntando por el hijo del carpintero, señalando con nombre y apellido a cada uno de sus familiares, porque su desconfianza no les daba para comprender que JESÚS era el Hijo de DIOS. Y mucho menos para aceptar, el llamado de atención de sus actitudes y de sus acciones contrarias a los designios de DIOS, tal como corresponde a un Profeta. La incredulidad de los judíos, refleja el constante rechazo del pueblo elegido a la voluntad de DIOS, que de distintas maneras se le ha acercado y cuando Él mismo se hace presente como uno más tampoco lo aceptan.

Es paradójico porque las personas que hubieran tenido que ser las primeras en aceptar la Buena Noticia, son las que se obstinan en no aceptarla. El conflicto no es con los de fuera de casa, sino también con los parientes y con la gente de Nazaret. Ellos no lo aceptan, porque no consiguen entender el Misterio que envuelve a la persona de JESÚS. Como se ve, no todo fue bien, para el Proyecto Salvífico. La gente no acepta el misterio de DIOS presente en un hombre común, tal como era JESÚS Pareciera que, para poder hablar de DIOS, tenía que ser diferente, pero tampoco aceptaron a Juan que actuaba distinto.

Al confrontarnos con el texto, vemos que los habitantes de Nazaret quedan maravillados ante las enseñanzas de JESÚS. Reconocen su sabiduría más no le dan ningún crédito, porque ese tal JESÚS, no es más que un carpintero. Y es que, cuando los juicios subjetivos se sobreponen a las maravillas del Evangelio, estamos llamando a gritos a la necedad que, siempre está al acecho para bloquear la Fe. De hecho, allí donde no hay aceptación, donde no hay Fe, no se puede hacer nada, los prejuicios lo impiden, y el mismo JESÚS, aun queriendo, no puede hacer nada.

 Y es que la necedad, ciega a las personas y no les permite aceptar la Verdad y anula su esperanza ante un mañana mejor. Por eso el pueblo judío perdió al Mesías y su oportunidad de configurarse con Él. De allí que el texto nos invita a fortalecer nuestra Fe y abrir nuestro corazón a los designios de DIOS, para poder tener la certeza de que Él está con nosotros y siempre nos ayuda a salir de las peores situaciones, por muy oscuro que se vea el panorama. Por eso es que es muy oportuno preguntarnos: ¿Cuál es la medida de nuestra Fe? ¿Estoy dejando de vivir los valores del Reino por culpa de mi incredulidad, o por culpa de la situación que estamos viviendo?

Señor JESÚS, líbranos de tener un corazón necio que se deja llevar por las apariencias y más bien danos el discernimiento necesario para poder percibir Tus designios, en los momentos más duros de nuestras vidas.

Amén

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