Seúl.- Corea del Norte cortó hoy comunicaciones con el Sur en protesta por el envío de propaganda contraria al régimen desde el otro lado de la frontera, decisión con la que Pionyang endurece su estrategia de presión retomando, una vez más, un tono de confrontación.
El Norte anunció a primera hora su intención de dejar de mantener contacto telefónico diario con el Gobierno de Seúl en un comunicado publicado por la agencia estatal de noticias KCNA.
Además, el régimen aseguró que a partir de ahora tratará a Corea del Sur como un «enemigo».
Pocas horas después, y como venía siendo habitual en los últimos dos años, el Gobierno sureño realizó una llamada matinal a través de la línea directa establecida en abril de 2018 entre la oficina presidencial en Seúl y la Comisión de Asuntos de Estado en Pionyang, pero esta vez no hubo respuesta.
Aunque el régimen tampoco respondió ninguna de las llamadas posteriores realizadas a través de las decenas de líneas de comunicación, principalmente militar, que comparten las dos Coreas, resultó especialmente simbólico que nadie contestara ese «teléfono rojo» instalado entre las altas instancias de ambas capitales.
El establecimiento de aquella línea en vísperas la cumbre que mantuvieron en la primavera de 2018 el líder norteño, Kim Jong-un, y el presidente del Sur, Moon Jae-in, brindaba entonces cierta esperanza para el futuro de las relaciones Norte-Sur.
Sin embargo, a lo largo del último año y tras el fracaso de la cumbre de Hanói entre el Norte y EE.UU. en febrero de 2019, Pionyang ha ido quemando uno a uno todos los puentes tendidos con Seúl, como ya ha hecho otras veces, con aparente objeto de buscar concesiones en cuanto sanciones económicas o algún gesto desde Washington.
Aunque no se mencionó en la nota de KCNA de hoy, Pionyang ya amenazó la semana pasada, por boca de la hermana del líder, Kim Yo-jong, con tomar represalias por una suelta de globos -que contienen en su interior propaganda contraria al régimen- realizada el 31 de mayo desde el sur de la frontera por activistas, muchos de ellos desertores norcoreanos.
La ley que recoge la libertad de expresión en Corea del Sur impide prohibir esa suelta de globos, pero Seúl no tardó entonces en responder que intentaría legislar su prohibición bajo el argumento de que ponen en peligro a los habitantes sureños de la frontera (el ejército norcoreano ha llegado a responder con disparos al envió de propaganda).
Pero poco pareció importar el enésimo intento del Gobierno Moon por contentar al vecino de cara a mantener abierta la ventana del diálogo.
Kim Yo-jong -recién nombrada vicedirectora del Departamento del Frente Unido (poderoso órgano del partido único que gestiona relaciones con el Sur)- lanzó un mensaje aún más duro al día siguiente, al cual le siguió una movilización de miles de personas en Pionyang el sábado en contra de «los desertores».
De este modo, la decisión anunciada hoy por Corea del Norte parece formar parte de un plan meditado de antemano, más que una respuesta a la mencionada suelta de globos con propaganda.
El aislado país ha decidido enfriar abierta y progresivamente la relación con el Sur, aliado de EE.UU., tras la falta de acuerdo en la cumbre sobre desnuclearización de Hanói en febrero de 2019, en la que Washington rechazó la oferta de desarme norcoreana por considerarla escasa.
Queda por ver qué persigue exactamente Pionyang con este nuevo desplante, más allá de cimentar la figura de Kim Yo-jong, que ha pasado de emitir en marzo su primer comunicado a ser nombrada en abril miembro suplente del poderoso buró político del Partido de los Trabajadores y ser el rostro de esta renovada beligerancia contra Seúl.
Seúl, por su parte, se limitó a mantener hoy un perfil muy bajo tras la mala noticia y ni siquiera la oficina presidencial emitió un comunicado al respecto, limitándose a referir lo dicho por un portavoz del Ministerio surcoreano de Unificación, encargado de las relaciones con el Norte, a los medios.
El portavoz, citado por la agencia Yonhap, se limitó a afirmar que las líneas de comunicación entre Norte y Sur deberían «mantenerse en base a los acuerdos intercoreanos» y añadió que Seúl se esforzará por lograr «paz y prosperidad en la península coreana».
Andrés Sánchez Braun EFE
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